Revista Cultura y Ocio

"Noches Blancas" de Fedor Dostoievski.

Publicado el 14 mayo 2012 por Matilido
Soy un animal literario, aunque esté rodeado de obligaciones no puedo dejar de leer. Cuando voy en la calle un puesto de libros es mi parada inevitable. Se que la frase del animal literario la ha usado antes un gran escritor, pero no me acuerdo quien.
No he podido dejar de leer, en mi está que nunca podré. Y mi última lectura es Noches Blancas de Fedor Dostoievski.

Soy un admirador neófito de Dostoievski. Cuanto más me adentro en su obra, más me fascina. La identificación y admiración por la profundidad de detalles psicológicos me dejan absorto y la obscuridad  que se ve como reflejo de un alma torturada me fascina y me aterra. Stefan Zweig, manifiesta : "El primer sentimiento ante Dostoievski, es siempre el de terror; segundo, el de grandeza."
"Noches blancas" es una de las primeras novelas del gran ruso. Es corta, en mi edición de La Colección de Plata del Estudiante no ocupa más de 70  hojas. En ellas las noches de Petesburgo nos presentan a un solitario soñador (véase una gran identificación con quien suscribe) y su idilio con Nástenka a quien conoce casualmente.
La descripción del interior de los personajes es impecable. Sutilezas que importan, peculiaridades que identifican una personalidad y una fantasía literaria absorbente son partes del relato que deleitan.
Dostoievski nos invita a ver el Petesburgo de aquellos años a través de los ojos de su soñador. Los mismos ojos con los que hoy en día muchos lectores ven al mundo que los rodea. Unos ojos muy parecidos a los míos y a los de tantos. Como decían los Beatles: all the lonely people/where do they all belong?: toda esa gente sola/ de dónde vendrá? -en mi "patetic inglish"-.
Nástenka es una y es muchas, al menos para mí. Un amor trunco de soñador, un platonismo demasiado real que termina siendo un aprendizaje de la vida. Pero para nuestro soñador pasa a ser el todo, la vida en si. Y por ello me trae la idea del vacío de la soledad. Un vacío que pide a gritos ser llenado y un humano, animal, con un alma y con instintos con los que lidiar.  Un vacío cambiante, que simular rellenarse con fantasías que se pueden derrumbar en un segundo, con una simple visión en una noche blanca de Petesburgo o de cualquier ciudad del mundo.
Me voy a seguir leyendo alguna historia, algúy libro, algún mundo... ¿Tiempo? Maldito tiempo... alguno he de encontrar. Trataré de escribir más a menudo.
Saludos cordiales.

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