Revista Opinión

Noches de insomnio

Publicado el 13 enero 2020 por Carlosgu82

A veces no viene. Ni el sueño ni las ganas. Acomodas tu cabeza en la almohada, cierras los ojos, intentas limpiar tu mente de todo, aislarte por unos segundos para poder dormir, pero no funciona.

Hay noches así, en las que solo puedes dejar que pase el tiempo mientras empiezan a acumularse historias en tu cabeza, algunas vividas, otras deseadas. No te das cuenta, no eres capaz de saber con certeza en que momento preciso todas esas historias empezaron a bailar en tu mente. Reconoces los acordes del insomnio, esa danza nocturna a la que todos llegan sin avisar y sin motivo aparente.

De repente todo es atemporal. Puedes tener veinte años en un minuto, te ves bailando en aquella fiesta donde diste tu primer beso de amor; y al minuto siguiente estás en la reunión de trabajo de hoy en la mañana, donde se te quedaron unas cuantas cosas por decir.

En estas situaciones siempre interviene tu yo insomne, y de una sentada te suelta todo lo que tenías que haber dicho. Tus ojos se entrecierran cuando termina el alegato, pero no para intentar dormir, sino para imaginar la cara que se le hubiera quedado a todos si en ese momento hubieras dicho lo que el insomnio te ha dejado tan claro ahora, si hubieras tenido el valor o la lucidez para decirlo tan rápido y tan bien. 

Será para la próxima, te dices, pero no tienes tiempo de procesar mucho la idea porque ya estás haciendo la lista de la compra de mañana.

Eso es lo bueno de no conciliar el sueño, puedes hacer muchas cosas a la vez, sin orden de tiempo lógico, sin afectos incompatibles, sin detalles olvidados. Todo es posible, parece que la noche nos da ese poder mágico. Recordamos todo, hasta el más mínimo detalle del momento del adiós, si querías correr o quedarte, si dijiste si cuando era no, y viceversa.

Es tan fácil cuando solo eres tú y tu yo insomne. 

Puedes navegar por tu vida, dejando que las canciones de tu existencia vayan llenando los segundos de una noche que no acaba nunca, porque hay muchas cosas que resolver mentalmente.

Cuando hayas terminado, puede que sea el amanecer quien te invite a dormir. Deja que la luz te arrope. 


Volver a la Portada de Logo Paperblog