Llega la segunda noche estrella de las fiestas, la noche de fin de año, ¡¡Nochevieja!!. Para muchos una noche muy esperada, encuentros con la familia, cena especial, buen cava, risas, festejos, baile,.... Pero para otros una noche complicada.
Antes de ser madre la noche de Nochevieja era divertida. De adolescente por las fiestas de después de las uvas, qué bien lo pasábamos. Ya más mayor papá sin complejos y yo no salíamos tanto, lo tomábamos con más calma, pero siempre era una noche de celebración .
Cuando fuimos padres, empezó el problema. La primera Navidad de mi hijo él contaba 10 meses y yo no consideré necesario hacerle pasar por cambios de horarios, berrinches, acostarle a deshoras, etc, etc, etc. Mi opción fue mal vista por parte de la familia. Ese primer año la celebración fue en mi casa, y mi niño siguió sus horarios de baño, cena y sueño. Los adultos presentes se adaptaron y respetaron el no hacer ruido excesivo y así mi niño pasó esa primera Nochevieja como cualquier otra noche.
A medida que ha ido creciendo hemos ido participando más activamente en estas celebraciones, pues ha sido más fácil. Mi Peque es un niño de horarios rígidos, aún hoy con casi 5 años las vacaciones no le están descentrando mucho. No se acuesta mucho más tarde de lo habitual, sus horarios de comida son similares..... Al menos a mi me parece importante que los niños no se descuadren en exceso.
Ya el año pasado, con sus 3 años y medio se comió las uvas muy animado, bajó a la calle con su padre a tirar petardos (los tiraba el padre, no el hijo, no penséis que soy una irresponsable) y se divirtió muchísimo.
Este año es muy mayor, muy consciente de todo y está disfrutando de las Navidades ¡¡a tope!!. Y con todo esto llega el relax para nosotros como padres, pues él ya es uno más en los planes familiares.
¿Y vosotros?, ¿Qué planes tenéis para fin de año?, ¿vuestros hijos participarán de la celebración o se irán antes a dormir?.