Revista Cultura y Ocio
Acabo de leer Nocilla Lab. Me gusta más que el anterior. Bastante más. Es una obra más humana, hasta cierto punto cálida, tiene menos samples y a veces desprende cierta carga emocional, sólo a veces. Es Mallo, pero no es primavera. No comparto esa filosofía del azar, me quedo con el determinismo débil. Es mi opinión. No obstante, el autor ha demostrado ser un gran escritor y un buen pensador, no cabe duda.
No suelo ser muy amigo de los iconos pop, son objetos de consumo, perecederos. Beigbeder dice que el hombre es un producto como cualquier otro, con fecha de caducidad. Y tiene parte de razón. Pero parece olvidar que el hombre es la unión de cuerpo y alma. Y el alma, en algunos casos, puede perdurar. Warhol está criando malvas, como todo buen icono. Los que perduran lo hacen en las voluntades, no en las imágenes. ¿Alguien reconocería a Kant por su rostro? No estoy muy de acuerdo con algunas afirmaciones categóricas del autor del Proyecto Nocilla, pero repito que la novela me ha gustado. Y creo que es una buena noticia para la literatura española.
“Ninguna creación es realidad sino una representación de la realidad, y como tal representación, es una ficción” (Siempre he comulgado con el cuadro Ceci n’est pas une pipe [Esto no es una pipa], de Magritte)