Domingo 1 de junio a las 14:00h. El Palafox se despide de los incondicionales del género de terror hasta el año que viene. Han sido siete días intensos, con sus altibajos en cuanto a la calidad de las propuestas pero con un equipo humano de sobresaliente. Muchas gracias a Nocturna por darnos la oportunidad de acompañaros en vuestra aventura. Os deseamos mucha suerte y, por supuesto, nos tendréis al pie del cañón el próximo 2015. Y enhorabuena a la película española La Cueva, flamante ganadora del máximo galardón en esta edición del Festival. En los próximos días os traeremos una reseña de ella. Y sin más dilación, repasemos las últimas películas vistas en los dos últimos días.
Comenzábamos el sábado con una de lobitos. La producción canadiense Wolves llegaba anunciada como la "nueva Crepúsculo". Si bien existe en lo subrepticio una historia de amor entre dos post-adolescentes, la verdadera trama de Wolves sigue las andanzas de un joven que, tras matar a sus padres adoptivos, descubre su licantropía. Por ello, viajará a un pueblo remoto donde conviven humanos y hombres-lobos (puros y mestizos) y se enfrentará a dolorosos secretos de su pasado. David Hayter consigue una obra tan entretenida como inverosímil, con gags y diálogos risibles y escenas de acción remarcables. Peca de efectos especiales cantosos o un poco cuidado diseño de los licántropos pero, realmente, lo que le interesaba a Hayter era profundizar en el drama de un joven desorientado. Qué pena que el elegido para protagonizarla haya sido el inexpresivo (no tanto como su homónimo crepusculero Pattinson) y guaperas Lucas Till, un actor cuya trayectoria naufraga en producciones de género cutres como All Superheoes must die, Crush o Laid to rest.
Después, el Nocturna se vestía de gala para recibir a Darío Argento que, de manos de Luis Rosales, recibió el premio Maestro del Fantástico. El Palafox se vino abajo en una sonora obación para, posteriormente, revisionar en pantalla grande Rojo Oscuro, una de las obras claves del italiano. Tras ella se proyectó The Raid 2: Berandal, la esperada secuela de The Raid. La expectación era enorme por ver qué era capaz de hacer Gareth Evans con la historia del inspector Rama. Próximamente tendréis una extensa reseña sobre ella. Mi elección para cerrar el día fue la película de la otra sala, Found.
Y Found es un canto de amor al cine de terror de serie B, hecho con pocos medios pero con mucha pasión. Nos cuenta cómo Marty, un niño de 12 años, descubre la verdadera identidad de su hermano mayor, un asesino en serie experto en decapitar a sus víctimas. Marty es un fanático del cine de terror y esa es la excusa del director para homenajear a todo un subgénero, pintando su película con una estética -e historia- ochentera. Scott Schirmer transmite un amor desmedido en su obra, un drama de factura técnica amateur suplida con un potente, descorazonador y pertubrador relato sobre la influencia de la violencia, sobre la pérdida de la inocencia, en la más tierna infancia. El ritmo paulatino de Found va in crescendo hasta llegar a una escena final que te dejará ojiplático. Y por el camino, apoyándose en ese añorado cine de videoclub, un momentazo hipergore y violento. Found es un ejercicio autoral abrumador, difícil de digerir y muy visceral. Hoy domingo hemos madrugado para una doble sesión. En primer lugar, la producción hongkonesa The Apostles, un soporífero drama psicológico que juega a tocar todos los géneros posibles. El marido de la protagonista muere en un accidente de avión y es entonces cuando ella se entera de la infidelidad de él. Se enfrasca en la búsqueda de respuestas mientras sufre extraños dolores de cabeza, pesadillas y visiones espeluznantes. The Apostles va rizando el rizo en un infinito torcimiento de una historia sin pies ni cabeza. ¿Ciencia ficción? ¿Terror? ¿Drama? Todos estos géneros tienen cabida en este pastiche indigesto cuya parte final nos engaña con giros peonciles ridículos. Se te queda la cara a cuadros.Y ya sí, la película que ha dado por concluido el Nocturna 2014 ha sido Delivery. Rodada en clave de falso reality show, la película muestra a una pareja embarazada de su primer hijo. El rodaje se ve envuelto de sucesos paranormales entorno a la madre que cree que un demonio ha poseído a su hijo no nato. El desarrollo de la cinta es prácticamente calcado, en cuanto a ambientación y estructura, a otras de temática sobrenatural similares como Paranormal Activity. Poco a poco el espectador se va haciendo cómplice de la vida de esta pareja y todo para llegar a un final flojito, preparado en demasía. Estaba claro que iba a explotar su baza de un desenlace impactante pero, debido a la sobresaturación de propuestas parecidas en forma, resulta una película muy del montón. Se deja ver pero, personalmente, sobre realities chungos, os recomiendo el slasher My little eye.