Mi primera cita de hoy, martes, es en el Gran Hotel Conde Duque, el lugar donde la organización de Nocturna 2015 hospeda a sus invitados. Ahí tengo mi cita para la entrevista con Alexandre Aja. El caso es que la zona no me es desconocida. Hace justo un año trabajaba en una editorial a solo 5 minutos del hotel; y me acuerdo de que me rescindieron el contrato a los 4 meses de haber empezado. Desavenencias con el gerente; el cual, haciendo uso de las armas que el neoliberalismo del FMI, el Banco Mundial, el PP, el PSOE o Ciudadanos, por citar algunos ejemplos, le han concedido, prescindió de mis servicios sin tener que abonarme ningún emolumento a cambio: contrato emprendedor lo llaman. Podría haberme echado por ser mujer, decírmelo a la cara y no podría haber hecho nada.
Pero el ligero cabreo que me asalta al recordar aquel incidente, aunque no tengo ni dinero para pagar las vacunas de mi perra, se desvanece al acordarme de que un amigo me ha dado unas pastillas de oxicodona, un opiáceo potente que me va a asegurar un disfrute aún mayor y más cómodo de las películas. Me como dos, para empezar.
Espero mi turno de la entrevista junto a otros compañeros, los de Luces de Sala y los de Sitges Experience. Y tras una breve espera en la que intercambiamos opiniones sobre las películas hasta ahora proyectadas llega Aja, que el día anterior se llevó un premio como reconocimiento a su visión del fantástico. Para empezar le pregunto como ve la censura, él, que en muchas de sus películas hace uso de una violencia extrema. Y me responde de manera tajante y concisa:
Creo que no hay límites o no debería haberlos. Además, en la censura, en la forma que funciona, en Estados Unidos, hay algo disfuncional. Si eres padre puedes llevar a tu hijo a ver una película como Hostel, pero no una en la que la gente aparezca fumando un cigarrillo. En Europa tenemos la suerte de no tener una censura así, pero creo que es cierto que se debería vigilar la prevención por edades para las películas. Pero no, realmente no creo que deban existir límites en el cine.
Para la siguiente pregunta cargo bien mis armas. Me encantan las películas de Aja, en especial Alta tensión, que se incluye en esa Nouvelle Vague Horreur que tanto ha influido en el nuevo cine de terror europeo y en el género en particular. Y le pregunto si no cree que esa identidad europea se pierde un poco cuando uno de los directores trabaja para las productoras de Estados Unidos. Su respuesta me gusta, por reflexiva:
Es extraño, porque cuando filmé Alta tensión no había nada parecido en Francia y después se convirtió en un modelo, un modelo económico. Después Martyrs y L´Intérieur también se convirtieron en películas de culto en Estados Unidos. Es curioso, porque el público de Estados Unidos es muy particular, todo cambia constantemente. El DVD está muerto, y el Bluray casi también. Y ese cambio constante hace que las cosas sean más y más grandes: como Under the Skin que fue un enorme éxito. Eso nos permite a los directores evolucionar en calidad y ofrecer un producto mejor.
Por último, una pregunta personal. Le pregunto rápidamente si la idea de incluir "Sarà perchè ti amo" de Ricchi e Poveri en Alta tensión (un momento clave de la película, aunque no lo parezca, así como una seña de identidad europea) fue suya:
Sí, sí. Creo que es una canción muy cursi, pero que establece muy bien la mentalidad de la película. Me pareció divertido. Yo no era muy feliz cuando lo decidí... Bueno, nunca veo mis películas después de haber visto la edición final, pero me gusta el efecto que crea la canción.
Me doy prisa para no llegar tarde a mi primera película del día, Dark Was the Night, segunda película de Jack Heller. Y la verdad es que me gusta lo que veo. Supera la mediocridad con creces, gracias sobre todo a un trabajo poderosamente histriónico de los actores (comandados por un exponencial Kevin Durand) y a una ambientación con un trabajo de luz que te envuelve hasta atraparte en la historia. Te interesan los personajes, te interesa la historia, y te interesa la leyenda india que parece hacerse realidad acerca de otra -la segunda en Nocturna 2015- criatura de la criptozoología. El único problema es que está algo falta de acción, y que la versión del windigo que nos ofrece, aunque alimenta, es algo sosa. Además, que el bicho podría ser sustituido por un asesino en serie y no iba a pasar nada. Pero en general, se trata de una película de buena factura, y para celebrarlo me como el resto de oxicodonas que me quedan.
Y voy a cerrar la jornada con We Are Monsters, la nueva película de Sonny Laguna y Tommy Wiklund, que en la primera edición del festival se llevaron tres premios por Wither. We Are Monsters o la primera polémica en Nocturna 2015. Se trata de un rape and revenge clásico, muy similar a La última casa a la izquierda en su estructura interna, así como en la violencia extrema, aunque We Are Monsters lo es mucho más. La vi desde primera fila, y por ello no pude apreciar bien la baja calidad que según algunas voces exhibía la copia del filme. Pero la cosa es que a la gente no pareció agradarle tanta violencia, ni los quistes en el guion que suele exhibir el subgénero; lo que me hace preguntarme: ¿para qué entran a ver una película que ya se indica lo que va a contener? Como rape and revenge es espectacular, ¿un primer plano de una polla y unos cojones machacados con un martilllo? Sí, por favor.
Y me despido hasta el día siguiente, me encamino al metro y de vuelta a casa.
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