Hoy es un gran día. La organización de Nocturna 2015 ha montado un encuentro de la prensa con Robert Englund al que también pueden acudir los asistentes que quepan en la pequeña sala de FNAC en Callao. Solicité entrevista, pero sabía que iba ser difícil: el tío va a ir hasta a El Hormiguero. A cambio, la organización me ha asegurado un sitio en segunda fila para poder realizarle una pregunta. También es un gran día porque mi novia, mi compañera, está conmigo, y va a disfrutar por primera vez del festival. Había supuesto, ingenuo de mí, que al ser día laborable alas 13:00 no acudiría mucha gente, pero cuando llego a las puertas de FNAC me encuentro con una cola interminable de los seguidores de Freddy Krueger, y me acuerdo del artículo que había escrito no hacía mucho a propósito de él: El misterioso encanto de Freddy Krueger.
La sala se llena poco a poco hasta hacer que todos parezcamos sardinas en lata. Y aparece: Robert Englund. Hace muecas, y grita, lleva el terror dentro. Después de que le realicen la primera pregunta levanto la mano, y me pasan el micro. Le pregunto cuál es su peor pesadilla como ser humano, algo que después le preguntará Pablo Motos en El Hormiguero. Su respuesta es típica para un actor:
Mi peor pesadilla es que salgo al escenario de un teatro y se me ha olvidado el guión. Tampoco hay nadie para chivármelo. Y miro al frente, y estoy en blanco. Y todo se repite en un bucle.
Menos típica y muy reivindicativa es su reflexión sobre si es un icono del cine: "No me veo como un icono del cine sino como un actor veterano (...) Creo que el género se merece un respeto". Lo dice con seguridad, casi es una proclama, él, que podía haber decidido hacer otro tipo de películas cuando alcanzó el estrellato, pero siempre se ha mantenido fiel a lo fantástico. Bravo. Mi compañera y yo nos vamos a hacer tiempo, contentos, charlando sobre Robert, sobre haberle tenido tan cerca cuando hemos estado repasando sus películas tan solo unas semanas antes. Es atípico sí, pero en Nocturna 2015 he estado viendo a Robert Englund los dos días anteriores, y me volveré a cruzar con él un puñado de veces más.
Sin ir más lejos, al llegar al Gran Hotel Conde Duque, donde tengo concertada una entrevista con Miguel Ángel Vivas. Ahí está La Sexta haciéndola una entrevista, y nosotros viéndole como contesta. Mientras esperamos, tengo el gusto de conocer a Gorka, el creador tras el vlog El Rincón Oscuro; intercambiamos opiniones sobre muchas cosas, y creo que he hecho un colega. Llega el turno de hablar con Miguel Ángel.
He de reconocer que había visto su cara en infinidad de ocasiones -por Nocturna en ediciones anteriores, por ejemplo- pero nunca me había preocupado por saber qué aspecto mostraba alguien que ha realizado, quizás, la película más brutal y salvaje que ha dado el cine español: Secuestrados. A Miguel Ángel Vivas solo le falta el aura en la cabeza: es una persona amable, simpática y agradecida, no mantiene ninguna distancia, y su persona me hace reírme de los estereotipos oligofrénicos sobre los seguidores del terror. Para empezar, le preguntó, a raíz de que es el creador de un film tan violento como Secuestrados, qué es para él lo verdaderamente violento en una sociedad. Su respuesta me apasiona:
Uff, pues violento ahora mismo es la sociedad en la que vivimos. Estamos en la época más terrorífica que yo recuerdo. Es imposible poner un telediario y no encontrarte con un desahucio, que creo que son imágenes aterradoras. Es lo que me parece violento, más que la violencia física, ahora mismo.
Después de la soberbia apertura, me meto ya un poco con Extinction (que se estrena en España el 14 de agosto), la que será su próxima película y que ha supuesto su salto a Estados Unidos y a trabajar con una productora multinacional como Sony. Tanto el tráiler como los primeros diez minutos de la película se pudieron ver en Nocturna 2015 el lunes, y la verdad es que, dentro de todo el zombismo y películas sobre apocalipsis existentes, pinta muy bien. Le pregunto acerca de si ha notado mucho el cambio de trabajar en España a hacerlo en un modelo de Hollywood.
Lo he notado mucho en el montaje: han opinado mucho y han cambiado cosas con las que no estaba de acuerdo. Pero no se han metido mucho en el rodaje... Tampoco es una película grande, con un presupuesto millonario, hay películas españolas con más presupuesto; es un presupuesto pequeño pero hemos sabido maquillar muy bien la película. Y también hemos tenido la suerte de contar con un casting internacional muy potente. Al final cada película es un mundo, y tiene sus trucos, sus cosas buenas y sus cosas malas. Yo cada película la planteo de una manera, quiero que cada una tenga su discurso; lo más difícil en cada película que hagas, se llame Extinction o Secuestrados, es encontrar el discurso, la narrativa, eso es lo más difícil, luego que haya más o menos dinero influye a la hora de rodar. En este caso es una película mucho más clásica, en el sentido de que cada plano tiene un significado, cada cosa está por algo, y necesitaba de un tiempo de elaboración mayor, eso era lo más complicado.
Dado que Extinction es la adaptación de la novela de Juan de Dios Garduño, Welcome to Harmony, le pregunto acerca de la relación simbiótica entre cine y literatura, dónde acaba la literatura y comienza el cine, dado que, por ejemplo, un texto de teatro es casi igual, como texto, que un guión de cine.
Bueno, la obra de teatro, por ejemplo, aparte de ser una herramienta para la representación es también un texto literario, sin embargo el guión es solo una herramienta para hacer la película siempre. No te lees un guión para disfrutarlo a no ser que te guste mucho el cine, pero, mi padre, no sé, no se va a leer un guión de cine, a no ser que sea uno de una película que voy a hacer yo y sea ese su interés. El guión no es literario, y si lo es, probablemente terminará siendo un mal guión. Luego, en el caso del cine, al fin y al cabo lo que se hace es contar una historia, y una novela también, pero cada una cuenta con su propia narrativa, por eso si intentas adaptar una novela siendo totalmente fiel a ella vas a tener problemas, porque hay que convertirla en cine.
Me despido, encantado de haberle conocido y haber podido entrevistarle, y me hago una foto de rigor con él. La verdad es que ha sido un auténtico placer.
La suerte me sonríe, porque descubro que me han sobrado unas pastillas de oxicodona del día anterior, así que me las zampo un rato antes de entrar a ver Kill Me Three Times, la cinta australiana protagonizada por Simon Pegg que se estrenó (no en España) en 2014. Marcadamente tarantiniana, la proyección de la película puede sentar precedente en Nocturna, poniendo encima de la mesa otra vez el debate del límite del cine fantástico. Porque Kill Me Three Times de fantástico tiene poco, es una película muy buena, muy bien rodada, llena a rebosar de sarcasmo y humor negro, con una historia sencilla pero adictiva y un guión muy elaborado, con muertes y sangre, pero la realidad, lo que se dice la realidad, no la sobrepasa, aunque tampoco lo hacen muchos thrillers... En cualquier caso, yo encantado de que obras de esta naturaleza se proyecten en el festival. Ah, ¿Simon Pegg? Así, asá: interpreta muy bien pero no te arrastra, que es a lo que nos tiene acostumbrados.
Y después de este agradable paréntesis, asistimos a una de las proyecciones estrella de Nocturna 2015: La película, que suma puntos a su favor por no tener detrás a una gran productora y ser independiente, es una de las obras más singulares que ha dado el género de terror en los últimos veinte o treinta años. Es una suerte de slasher psicológico, ya que hay un mal que persigue, que acosa a los jóvenes, pero nunca se le ve, ni se sabe nada de su origen: no se le individualiza: lo que acrecienta aún más la inquietud que transmite. Es también muy aterradora y angustiante, y un gran ejemplo de que para hacer buen cine solo es necesaria una cosa: creatividad. Aunque no renuncia a algunos clichés del género (subidón de decibelios incluido) se mueve en aguas totalmente nuevas, vírgenes, y hace que te sientas como si comenzaras a iniciarte en el cine de terror. David Robert Mitchell, el director, cuenta ya con un seguidor acérrimo.
Con estas, mi novia (que me insiste en que le ha gustado más Kill Me Three Times que It Follows) y yo salimos del Palafox y nos encaminamos al metro, sin despegar la vista de todas las personas que nos rodean, no vaya a ser que les dé por seguirnos hasta...
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