Revista Tendencias
No voy a esperar este año a la primavera para ver florecer los cerezos. Ni tampoco a los almendros, cuya floración temprana hace que ya se vean algunos de ellos por muchos de los parques de Madrid. No creo que pueda ir a Japón en las próximas semanas aunque es posible que si lo haga al maravilloso Valle del Jerte. De momento, antes de poder contemplar en vivo su floración, me sirven como adelanto las fotografías de las ilustraciones, a tinta y acuarela, de estas bellas flores de almendros y cerezos que el artista Noel Badges Pugh ha realizado en la serie "Art In Progress & Completion".
La floración de almendros y cerezos es uno de los espectáculos florales más grandes que existen. Ambos arboles frutales, originarios de Asia y pertenecientes al genero Prunus de la familia Rosácea, poseen unas flores muy admiradas por su belleza y significación, y muy similares, aunque se diferencian por su agrupación y disposición principalmente: las flores del almendro nacen directamente de la rama y se presentan solas o en parejas mientras que las del cerezo cuelgan de un pedúnculo más largo en racimos.
Tanto la flor del almendro como del cerezo están llenas de simbolismo y tienen distintos significados según las diferentes culturas que las interpretan. Así mientras que para el cristianismo o la mitología clásica la flor del almendro representa fecundidad y amor, la flor del cerezo es símbolo de la transformación y del ciclo principio - fin para el budismo. La flor del almendro, aunque sensible a las heladas tardías, es la primera de los arboles frutales en florecer y es signo del renacimiento de la naturaleza y de la vida como un nuevo comienzo. Simboliza o está asociada actualmente a la fragilidad, la armonía, el bienestar interior, el amor y la esperanza. Es al igual que la flor del cerezo muy admirada y venerada en las tradiciones de China y Japón, países donde la misma flor tiene importancia y significación diferente y donde, debido a su belleza y corta vida, han adquirido un significado metafórico de conceptos tales como el renacer, la fugacidad, el esplendor, el poder ...
En estos países el culto a la flor del cerezo data de hace muchos siglos. En el siglo VII, en Japón ya había empezado la costumbre de celebrar el festival "Hanami", una tradición en la que grupos de familiares y amigos se reúnen para realizar la observación del florecimiento de los "sakura" y hacer un picnic bajo la bella y rosada frondosidad de los cerezos. El sakura no es la flor nacional pero refleja e identifica claramente el espíritu japonés. Es emblema de los guerreros samuráis quienes deseaban morir, al igual que muere esta flor, en el momento de máximo esplendor y no verse envejecer y marchitarse. La flor de cerezo es en japón metáfora de la naturaleza fugaz y efímera de la vida, símbolo del honor y la lealtad y representación de la belleza, pureza, inocencia y simplicidad. En China sin embargo, es símbolo de poder y fortaleza y de la belleza y el poder femenino, de la pasión y del amor.
Tanto una como otra son, y siempre lo han sido, mis flores preferidas no por su significado sino por su belleza y por su poder de atracción. Si un día alguien quiere regalarme flores, que no sean rosas, ni ninguna otra flor, sino ramas de almendro o cerezo, pero que sean artificiales y de mentira. Prefiero que vivan su corta vida en el árbol del que caerán bellas y esplendorosas sin marchitarse.
Margaritas, amapolas, geranios, lavanda, buganvillas, orquídeas... aquí en la página tumblr de Noel Badges Pugh y en instagram.