Falto de apetito competitivo sin Navarro, los azulgrana se convierten en meros espectadores de un rival revolucionado que accede a la Copa del Rey tras la derrota de Obradoiro en Badalona
English celebra un triple - ACB Photo / A. Martín.
Salgan bien o mal las cosas en la pista, hay un valor que un equipo no puede perder nunca, el apetito competitivo. Una responsabilidad tanto del entrenador como de los jugadores, una cuestión de profesionalidad y de amor propio. Valores que siempre mostró Estudiantes, ejemplar, un grupo lanzado por todos y cada uno de sus jugadores, con mención especial para Lucas Nogueira, un jugador que hasta este curso sólo había jugado cuatro partidos con el primer equipo y que sueña, como tantos otros, con jugar algún día en la NBA. Valores que casi siempre –a excepción de Sada, conectado en todo momento– le faltaron a un Barça lamentable sin Navarro y con el mismo optimismo que quien no se mueve por no equivocarse y pretende que le traigan a casa todo aquello que desea. Golpeados por English (17 puntos), Granger y compañía y por su propia indolencia, los azulgrana llegaron a perder por 34 puntos (69-35 a los 28m 29s) y seguramente sólo la puntería final con los triples impidió al conjunto de Vidorreta, vencedor por 88-66, ganar por más de 47, un balance que hubiese dejado fuera de la Copa del Rey al Barça en caso de haber ganado el Obradoiro en Badalona. Pero los gallegos perdieron por 89-87 y tuvieron la prórroga en su mano en la última acción del partido y acabaron tuvieron que despedirse del último billete para el torneo de Vitoria, propiedad de Estudiantes (16 recuperaciones por 12 pérdidas), que lo celebró con un gran suspiro de alivio, entre botellas de agua para refrescar tanta tensión.
Apenas fue competitivo el Barça en el Palacio de los Deportes. Lo hizo poco más de ocho minutos, en los que Lorbek fue dueño y señor de la pintura y era capaz de minimizar la inferioridad de su equipo, desnortado (20 pérdidas) por el despiste de Jasikevicius y la nula aportación anotadora de los exteriores, que sólo aportaron una canasta de Mickeal en un primer cuarto en el que los locales cogieron impulso y Lorbek se contagió de la mediocridad de su equipo y se le escurrió la pelota tras una jugada en condiciones de Huertas y Jawai. Lorbek sólo anotaría dos puntos antes y Xavi Pascual no pararía de recriminar a sus jugadores su falta de espíritu con frases como la que pronunció en el primer tiempo muerto: “¡Llevamos cinco balones perdido, eh!”. El técnico tampoco encontró la llave para fortalecer al grupo, que se descompuso del todo en el inicio del segundo cuarto tras dos triples de Rabaseda y Wallace. El Barça se tambaleó en cuanto le faltó puntería, pues era un coladero monumental sin apenas rebote ofensivo y con los nervios a flor de piel. Melancólicos sin Navarro lesionado en Barcelona, no tuvo discurso ante un rival con excedente de portavoces (cinco jugadores alcanzaron o superaron los diez puntos) que que estaba llevó el partido a su terreno. Clark, sustituto de un Germán Gabriel poco fino hasta entonces, metió dos triples además de ser omnipresente para rebañar rebotes en canasta ajena y Estudiantes funcionaba igual de bien con Granger o Jaime Fernández en la dirección. Si Kirksay no acertaba lo hacía English, más protagonista en la segunda parte. Apretar las tuercasContinuamente se repetía una secuencia: pérdida absurda de los visitantes y contragolpe al galope de los visitantes para disfrute de Nogueira, English y, ahora sí, Kirksay, que puso la máxima diferencia antes del descanso (40-24 a los 17m 59s) con un triple y tras un parcial de 12-0. Los azulgrana no dejaron sus males en el vestuario y Estudiantes apretó todavía más las tuercas ante el delirio de su afición, maravillada por la generosidad de su equipo: la elegancia de English, los dos triples seguidos de Germán Gabriel y el oficio de Clark o Nogueira. Desquiciado, Mickeal se ganó una técnico y Jasikevicius trató de recomponer a sus compañeros agrupándolos en la pista para ejercer de lo que es, de líder, y explicarles que eran el Barça y no podían permitirse un ridículo semejante. Fisher puso la máxima renta (69-35) y el acierto con los triples de Wallace y el arreón final de Huertas impidieron una derrota a un más sonrojante para los azulgrana en Madrid. Acabado el partido y con los deberes hechos, los jugadores de Estudiantes se comieron las uñas viendo cuanto sucedía en Badalona, donde un Obradoiro ejemplar que perdía por 15 a dos minutos del final y tuvo en sus manos la prórroga en la última jugada. ESTUDIANTES 88 (20+22+30+16): Granger (9), Gabriel (10), Kirksay (13), English (17) y Barnes (8) -quinteto inicial-; Fisher (5), Fernández (3), Clark (12), Kuric (1 ), Vicedo (-), Guerra (-) y Nogueira (10). BARÇA 66 (14+12+17+23): Huertas (8), Jasikevicius (4), Mickeal (8), Tomic (4) y Lorbek (10) -quinteto inicial-; Sada (4), Rabaseda (5), Abrines (2), Wallace (15) y Jawai (6). Árbitros: Pérez Pizarro, Carlos Cortés y Pérez Niz.