Revista Cultura y Ocio

Nómada

Por Veronicaaranda
Nómada

Os dejo un poema 100% nómada de Maria do Rosário Pedreira, una de las voces más genuinas de la poesía portuguesa contemporánea, vinculada a la generación lusa de los 80. De su poesía ha dicho el gran crítico literario Eduardo Prado Coelho, que “sabe tejer, a la manera de Penélope, una inmensa tela de gestos y referencias, objetos y frases, señales y afectos.”
¡Buenas vacaciones!

   Nómada,  Maria do Rosário Pedreira
Sentou-se no porto e abriu aos que o escutavam
o seu livro de viagens.
Conhecera as montanhas geladas do norte e atravessara de noite

brancas e densas florestas, acossado pelos ursos. Cruzara
cidades luminosas onde as mulheres tinham cabelos louros,
mas ninguém falava a sua língua; e deixara-se arrastar
pelos ventos até às praias quentes do sul onde ganhou
pele morena e olhos verdes. Depois
instalou-se provisoriamente nas ruínas de um continente velho

onde foi monge, amante, homem letrado, e ensinou às raparigas
de um claustro branco os rudimentos da leitura. E, por fim,
partiu para um dos derradeiros lugares do mundo,
onde o tomaram pelo último marinheiro e o perseguiram.
Perdera deus no seu caminho e voltara atrás.

Havia, enquanto recordava, uma pequena ferida na sua voz:

em nenhum lugar achara ainda o nome da sua casa.


   © Maria do Rosário Pedreira
   (Poesia completa, Quetzal, 2012)
  
   Nómada
Se sentó en el puerto y abrió para quienes lo escuchaban

su libro de viajes.
Había conocido las montañas heladas del norte y atravesado de noche
blancas y densas selvas, acosado por los osos. Había cruzado
ciudades luminosas donde las mujeres tenían el cabello rubio,
pero nadie hablaba su idioma; y se dejó arrastrar
por los vientos hasta las playas cálidas del sur donde adquirió
piel morena y ojos verdes. Después
se instaló provisionalmente en las ruinas de un viejo continente

donde fue monje, amante, hombre letrado, y enseñó a las niñas
de un claustro blanco los rudimentos de la lectura. Y, por fin,
partió hacia uno de los confines del mundo,
donde lo tomaron por el último marinero y lo persiguieron.
Había perdido a dios en su camino y volvió hacia atrás.

Por lo que recordaba, tenía una pequeña herida en la voz:

en ningún lugar había hallado aún el nombre de su casa.
  
        © Traducción: Verónica Aranda
   (Publicado en el nº 6 de la Revista Aúrea, diciembre de 2013)

Volver a la Portada de Logo Paperblog