Revista Salud y Bienestar

Nombres de niños – El derecho a la identidad

Por Pedsocial @Pedsocial

Nombres de niños – El derecho a la identidadIgual es meterse en camisas de once varas pero nos ha parecido oportuno comentar que los niños que reciben sus nombres “de pila” o nombres dados de sus padres o padrinos, los tienen que arrastrar después toda la vida.

Los padres utilizan su libérrima opción de llamar a sus hijos como les apetezca y las costumbres han ido cambiando notablemente con el tiempo. En países como el nuestro, de tradición católica, el uso de los nombres de los santos ha tenido enorme predominancia, para bien o para mal, sobre todo cuando se elegía el nombre del santo del día. El santoral cristiano está lleno de peculiarísimos patronímicos porque al cielo van santos de cualquier pelaje.

Las mujeres en España han tenido que adaptarse a todas las “marías” habidas o por haber, ya fueran las sufridoras de la Pasión de Cristo imposibles de traducir a otros idiomas por representar entidades patalógicas como los “Dolores” (celebrada hoy, viernes anterior a la Pascua), las “Angustias”, o gritos alarmantes como “Socorro” o Auxilio”. Y la miríada de Vírgenes encontradas en los lugares más insólitos: fuentesantas, caños, claustros; o agrestes como Montserrat, Sierra, Aranzazu, Covadongas, o ermitorios en Begoña, el Rocío, Guadalupe o en el lejano Carmelo.

Ultimamente se prodigan nombres anglófonos por la influencia de la cultura anglosajona y sus iconos cinematográficos y hay un regreso a los nombres bíblicos: Aaron, Jonathan, Ismael o Ruth, Sara (o Sarai), Raquel o Rebeca. El INE y el Institut d’Estadística de Catalunya publican un listado de los nombres más comunmente utilizados. Ocasionalmente oimos algunos nombres extraños o peculiares por lo poco comunes.

En el respeto a los derechos del niño hay que recordar que no se puede nombrar niños en este país con nombres de cosas o de animales o de lugares insólitos, Pero eso queda a menudo al criterio del funcionario del registro civil. Y, en cualquier caso, es imposible evitar que, sea el que sea el nombre que figure en el registro civil, luego se le puede asignar otro nombre o, también, un apodo generado en la familia o en el entorno próximo.

No hay nombres mejores o peores. pero se puede recomendar a los futuros padres que usen su libertad con una cierta prudencia porque luego el nombre va a acompañar al nuevo ser toda su vida.

Por cierto, saben que dos de los personajes más influyentes del mundo: el Papa y el presidente de los Estados Unidos de América comparte nombres que son versiones de “afortunado”: Benedicto, (Benito, Bendito, bendecido por la fortuna) y Barak, swahili (y berber) para bendecido por la fortuna. Algo así como Fortunato…

X. Allué (Editor)


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