Flash Gordon en «The Tusk-Men of Mongo» (1937)
El Gwak es un dinosauroide oriundo de Mongo, el planeta donde transcurren buena parte de las aventuras de Flash Gordon, el inmortal héroe creado en 1934 por Alex Raymond, tal vez el dibujante de cómis más influyente de la historia [1]. Ya hemos visto en post anteriores que el planeta que gobierna el pérfido Ming está plagado de dinosauroides, pero seguro que no conocías al Gwak, que tiene los colmillos más afilados que los propios hombres-colmillo que dan nombre al episodio donde Flash les ayuda a liberarse de la bestia, «The Tusk-Men of Mongo».
«The Tusk-Men of Mongo» (1937)
Tal vez el único rasgo que justifica la calificación del Gwak como dinosauroide sean sus garras tridáctilas y la carencia de pelo, ya que el resto de sus caracteres podría asimilarlo a los mamíferos. También podría esgrimirse la existencia de otros dinosauroides en Mongo, lo que apunta a un hábitat especialmente favorable a su desarrollo. Pero hay más. Contamos con el testimonio inestimable de algunos especialistas: los propios dibujantes de cómics. En particular, unos cuantos admiradores de la obra de Raymond que no dudaron en recuperar al animal para hacerle partícipe de sus propios cómics. Lo que en términos científicos se conoce como unos copiotas del copón.
Stuart Taylor (1940)
El primero en fusilar a Raymond fue el artista desconocido que dibujó la “giant serpent” que aparece en la aventura de Stuart Taylor publicada en Jumbo Comics #21 (1940). A lo largo del desarrollo de la historia, comprobamos que la “serpiente” tiene cuatro patas y placas en el lomo, lo que sin duda justifica la utilización del término “dinosauroide”.
A los pocos meses, Raymond fue plagiado de nuevo por otro autor sin acreditar, bajo el pseudónimo de “Curt Davis” [2], en esta ocasión en la historieta “Sub Saunders and the Fire Monster” (Fantastic Comics #19, 1941), donde el animal se transformó en “Kalo, the man-consuming fire monster”. Una criatura draconiana, por tanto.
En junio de 1951, Everett Raymond Kinstler calcó al Gwak para ilustrar la portada de Strange Worlds #3. En el interior del tebeo no hay rastro alguno de éste ni de ningún otro dinosauroide.
Pero el más audaz de todos los plagistas fue Frank Frollo, que lo fusiló no una sino dos veces para la revista de Charlton Space Adventures. Primero lo introdujo en la portada del número #2 (1952) y luego, en una pirueta imposible, lo hizo pasar nada menos que por Tyrannosaurus rex en “The Good Old Days” (Space Adventures #9, 1954).
“The Good Old Days” (1954)
No se vayan todavía, que aún hay más. También en España tendremos nuestro plagio particular. Al menos, Antonio Biosca volvió al origen de la criatura, y le dio el papel de dinosauroide extraterrestre en la aventura de Chispita «En la órbita de Júpiter» (1955).
«En la órbita de Júpiter» (1955)
-----[1] Principal motor de la expansión mundial del cómic norteamericano junto a Disney, su huella es patente en autores como Dennis McLoughlin, Edgar Jacobs, Dennis Neville, Vlasta Belkic, Nikola Tiscenko, Djordje Lobacev o Vadim Kurganski, entre muchos otros, y omnipresente en el primer tebeo de ciencia-ficción español. En su patria, le han citado como influencia y fuente de inspiración (aparte de los que plagiaron su trabajo, como los dibujantes de los ejemplos que ofrecemos arriba) de artistas como Murphy Anderson, John Buscema, Frank Brunner, Joe Kubert, Dick Dillin, Gene Colan, Jack Kirby, Bob Kane, Bob Meskin, Sheldon Moldoff, Joe Orlando, Alex Toth, Joe Shuster, Russ Manning o Al Williamson, a los que habría que añadir a todos los autores que fusilaron al Gwak, tal como os contamos en este post... ¡Incluso George Lucas asegura que le inspiró para >Star Wars![2] Como te contamos aquí, el primero que se escondió tras ese pseudónimo en la serie fue su creador, Jack Kirby. Luego la ilustraría Lou Fine, pero a partir del número #14 no sabemos quién la dibujó. También te hablamos en esa entrada de la versión del dinosauroide que apareció en Sub Saunders y la de Biosca.