Uno de los aspectos más importantes sobre una pasarela es, o al menos debería ser, el estilismo.
Una buena pieza de ropa no es suficiente cuando hablamos de espectáculo.
El arte de combinar y crear personajes completos y acordes con las prendas es una estrategia de venta. Imagínate un anuncio de manzanas en el que dichas no salieran relucientes y brillantes. Y traslada esta metáfora a la moda.
Si vendes ilusiones, créalas. ¿No?
Por haber comprendido la importancia de este concepto, los nominados al mejor estilismo son:
María Escoté.
Si quieres soñar visita el universo Escoté.
Un lugar donde el bien y el mal se encuentran en la América más vaquera.
Las puntillas, transparencias, sedas y pelo son los materiales con los que no deja de jugar durante toda la colección esta arriesgada diseñadora.
Consigue trasladarnos a su particular mundo y adorarlo. Porque aunque no sea cómodo llevar una camisa o vestido de flecos de pelo, no me resistiría a dejarlos en el armario si dispusiese de alguno.
Un lado divertido y creativo, un lado que te transporte a un mundo irreal, esas son las armas con las que me rindo y me sumo a esta tendencia de las Cowgirls.
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Martín Lamothe.
África pisa fuerte y se llena de color. Estampados, materiales y adornos sobre blusas y faldas fueron lo más destacdo de la colección.
Complementos mínimos pero de gran acierto dieron a la colección pinceladas de extravagancia necesaria para romper con la gran seriedad de los patrones.
Gafas de triangular montura y circulares lentes aportaban un toque de locura creativa intelectual mientras que lo que parecían ser cuernos tomaba el papel de juego con lo natural.
Un gran juego experimental de formas y estampados.
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Roberto Verino.
Rimbombante protagonismo cedió a la complementación de cada look.
Collares, cinturones, pulseras, turbantes y bolsos XXL marcaban ese regreso del viaje a unas islas tropicales y playas paradisiacas.
Si estás planeando una escapada exótica, no olvides llevarte un Verino. Nadie mejor ha sabido meterse en las pieles viajeras.
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Ana Locking.
Ana se encarga de cuidar sus estilismos al máximo. Tanto es así que, temporada tras temporada, nos sorprende con una magnífica línea de joyería cuidada y pensada para terminar de dar la fuerza que necesita el atuendo.
Los collares, pulseras, pinzas de pelo que recuerdan a las espinas y ramas de aquellas flores que se posan sobre los estampados hace que el significado de su obra de arte se acentúe en cada detalle.
Sólo un par de palabras: metáfora armoniosa.
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Devota & Lomba.
Las películas del oeste protagonizadas en este caso por los indios de Modesto Lomba.
Colores, patrones y geometría en los estampados marcan de una forma clara a una cultura nativa de la naturaleza, los espíritus y lo ancestral.
No vimos plumas pero sí un minimalista y acertado maquillaje y peinado que marcaba desde el inicio el contexto de la colección.
Los zapatos y los bolsos, fueron los complementos más acertados destacando el bicolor como nueva sensación del verano.
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