Revista Educación

Ñoño hater político egocéntrico oportunista

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Ñoño hater político egocéntrico oportunista

Negación 1. No sé si me gusta que mis entradas en este blog parezcan un muestrario de Mr. Wonderful. Lo cierto es que me paso bastante con mis historietas sobre lo importante que es el esfuerzo, el afán por alcanzar la felicidad, la creencia firme en que somos capaces de prácticamente todo lo que nos propongamos en la vida. Pero es que realmente lo pienso.

Negación 2. En ocasiones me leo y me siento un odiador profesional. Son tantísimas las cosas que me molestan que el listado sería infinito, y supongo que la primera de ellas, con diferencia, es escuchar continuamente quejas y protestas por todo y a todas horas. Pero yo soy el primero que reivindico el derecho a protestar.

Negación 3. Tampoco es que me guste estar todo el día hablando de política. La principal causa de discusiones y la forma más sencilla de cabrearte de por vida con alguien a quien aprecias, cuando los artífices del mosqueo te quedan lejos, a miles de escaños de distancia. Pero es que de política tenemos que hablar y escribir, y es importante que lo hagamos.

Negación 4. Sé que a nadie le excita repasar conmigo las boberías de mi día a día. Contar las chorradas que me pasan siempre me ha parecido algo sin trascendencia, que no llega a nadie y que carece de todo tipo de motivación para un hipotético lector, casi creerme el centro de la creación por saber juntar cuatro letras. Pero es que he venido a hablar de mí y no pienso hablar de otra persona.

Negación 5. Paso de ser el enésimo iluminado que escribe sus teorías sobre el coronavirus. Teorías sobre la conspiración y el hundimiento de la economía mundial para que florezca un nuevo orden basando en el caos, dejan paso a la más directa crítica a determinados grupos humanos como manera de escurrir el bulto político, a la vez que el más sabiondo se afana en explicarnos los beneficios de usar esta u otra forma de protección. Todos nos sobran. Pero es actualidad, amiga, amigo, ¿de qué pretendes que escriba un periodista?

Conclusión. Ni ñoño, ni hater, ni político, ni egocéntrico, ni oportunista. Yo escribo como una forma más de ganar mi libertad. A veces ilusionado y feliz, otras protestón y avinagrado, y muchas otras sencillamente contando las miserias y alegrías de mi realidad más cercana, las preocupaciones que me invaden respecto a esta sociedad cambiante, rara, que nos ha tocado vivir.

Contexto. Inmerso en estos pensamientos reviso estas líneas cuando languidece el 29 de julio, un día extraño como todos los que le preceden y como los que seguirán, ya con paso firme en esta segunda mitad de un año que estoy exprimiendo de forma compulsiva. Nunca he sentido el síndrome del folio en blanco, pero sí decenas de dudas más que razonables sobre lo que escribo y su falta de calidad.

Moraleja. Escribir es la mejor terapia que conozco para noches como la de hoy en las que mi mente necesita dejar de dar vueltas sobre lo mismo.

Ángel fieramente humano, usando la expresión inmortal de Góngora y Blas de Otero.


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