A: Martín regresa a Bilbo para organizar una exposición fotográfica, después de años viajando y trabajando por todo el mundo. Rastreando en sus fotos, se da cuenta de que la misma mujer se ha colado en once fotografías sacadas en otras tantas ciudades.
B: Nora es la atractiva voz de un programa de radio nocturno y la guardiana de oscuros secretos. Amores imposibles, casualidades inexplicables, licántropos y vampiros, ángeles que compran almas, magos, viajes y, sobre todo, cuentos, cuentos hermosos e imposibles que atrapan al lector y le invitan a soñar.
Impresión:
No hagáis mucho caso a la sinopsis. Primero: porque sólo nos habla de Martín y Nora y no son los únicos personajes de esta historia. De hecho, me parecen los hilos conductores a los verdaderos protagonistas: Rosa, Elías y Sara. Y segundo: porque… bueno, eso de los seres sobrenaturales tiene su truco, os lo diré ahora.
Si hubiese tropezado con este libro seguramente no le habría dado una oportunidad porque, como digo, la sinopsis puede llevar un poco a engaño, pero lo descubrí por recomendación directa de una amiga que sé que no me va a recomendar un género del que suelo huir (literatura juvenil romántica con seres sobrenaturales)
Y es que… no, no es nada de eso. Es una historia llena de cuentos. Por la manera en la que nos hablan los personajes me ha recordado, salvando las distancias, a «Big Fish». Sí, tiene esa manera casi poética de narrar, convirtiendo la realidad en magia. ¿O la magia en realidad? Cuentos contados para menguar el dolor. El dolor de las duras experiencias de sus vidas. En definitiva: cuentos para sobrevivir. También es la historia de dos personas que han coincidido en varios lugares, viéndose antes de conocerse.
Tiene un poco de romance, sin ser de ese ñoño. Aunque la relación que destacaría, sin duda, es la de Martín y “El viejo”. Entrañable. Y también tiene música. Nick Cave y Tom Waits forman parte de la banda sonora.
¿Es previsible? Sí. O al menos yo después de las primeras páginas sabía qué papel jugaba cada uno y me olía el desenlace. Por lo general no es algo que me importe, si me engancha lo suficiente la historia y gustándome la forma en la que está contada.
Como punto negativo – y esto es cosa mía por ser tiquismiquis xD y por haber leído recientemente varios libros perfectos en ese sentido – es la parte de corrección. No soy ninguna experta en el uso de los signos de puntuación pero no me gusta tropezar con el texto por culpa de las comas. Hay autores que las utilizan para dar un ritmo concreto y facilitar al lector la sensación que quiere transmitir. Pero en Nora no me ha dado esa sensación y si era su intención, conmigo no lo ha conseguido.
No me atrevo a recomendarlo a los cuatro vientos. A los que se sientan atraídos por la historia les diré que no se arrepentirán. Además una narración ligera en 192 páginas se lee en una tarde.
Puntuación: 5/10
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Archivado en: opinión Tagged: 2016, Irati Jiménez, libros, Nora