Zaragoza compitió para celebrar la Exposición Universal 2008 sobre El agua y el desarrollo sostenible. La capital aragonesa triunfó. Un meandro del río Ebro al oeste de la ciudad acogió la muestra.
Seleccionamos un remanso de paz de los restos de la exposición que se encuentra tras el edificio de la compañía Endesa. Se trata de la gran noria y del reloj solar ecuatorial y horizontal.
Como el gran gnomon de Vadorrey en el Parque de Oriente y otros artificios de Zaragoza, el cuadrante de la ciudad del agua está diseñado por Juan Antonio Ros, escultor e ingeniero, un buen exponente de la mejor tradición de la ingeniería: los artificios han de ser prácticos y, además, bellos.
Los relojes solares han perdido gran parte de su primitiva utilidad tras la desaparición de la hora local pero conservan su valor didáctico y su encanto. El cuadrante de Ros es doble y permite mostrar las diferencias entre el ecuatorial y el horizontal. El gnomon es paralelo al eje de la Tierra: el llamado eje del mundo del sistema ptolomeico.
Cierta pena nos causa la noria, la gemidora callada. La noria primitiva fue construida por sirios venidos de Hama y era de madera, emulaba la tradición árabe con sus antiguos materiales. Hoy es un gran esqueleto metálico sin función. Con gran esfuerzo podemos rememorar la admiración de Don Quijote por las aceñas del Ebro.
En el Segura y el Cabriel siguen funcionando las viejas norias cuidadas por los regantes y suministrando el preciado liquido. No todo está perdido.