Tras el palizón que nos dimos el día anterior en el Kjerag, ahora tocaba el Preikestolen, también conocido como “El Púlpito”. Se encuentra a una hora y media de Stavanger en coche en el fiordo de Lyse, y para llegar hay que coger un Ferry de Stavanger hasta Tau y desde ahí, conducir unos 19km por la carretera RV 13 hasta llegar al aparcamiento.
El ascenso se inicia desde el albergue Internacional Preikestolhytta y se tarda unas 4 horas entre subir y bajar. El sendero es de cabras, por decirlo de alguna forma, pues en gran parte del camino toca ir saltando de roca en roca, como una curiosa escalera de piedras, y en algunos tramos incluso, fluye agua entre esas rocas.
Aunque también encontramos caminitos que sorprenden ahí arriba y como el día tampoco acompañaba, gran parte del ascenso lo hicimos rodeados de niebla, que en algunos puntos le hubiera dado un toque fantasmagórico, si no fuera por la cantidad de gente que había haciendo el mismo recorrido
No negaré que no hubo momentos en los que tuve que sentarme a recuperar el aliento mientras familias noruegas subían tan panchas cargando a sus bebés. Cosa que hacía que te quedaras con cara de gili******. Aix… tengo que empezar a hacer ejercicio…
El camino está muy bien señalizado y durante todo el recorrido encontramos mapas que indican con un punto rojo donde estás, así que te pasas el rato pensando, ya queda menos…
Quedaba poquito para llegar cuando nos encontramos en una encrucijada, ir directamente al púlpito o subir hasta el Cliff Trail para contemplarlo desde arriba.
Nos decantamos por esta segunda opción, continuamos el ascenso y finalmente pudimos contemplar el paisaje, además del Preikestolen en todo su esplendor. Una plataforma natural de unos 25x25m que se asoma sobre el Lysefjord con una caída de unos 600 metros (en realidad un poquito más desde ahí arriba).
Así que dejamos que Wall-E también disfrutará de este magnífico paisaje, al mismo tiempo que vimos como la niebla empezaba a disiparse, ¡¡por fin!!
Para cuando bajamos hasta la plataforma, nos dimos cuenta del por qué dicen que es uno de los sitios más visitados del mundo. Parecía la playa en pleno agosto, mientras buscas un agujero donde meter la toalla
Y justo en ese momento la niebla se disipo por completo para dejarnos contemplar el impresionante paisaje, catalogado en 2011 por Lonely Planet, como el mirador más espectacular del mundo
¡¡Pues sí!! Por muchas fotos que hayas visto del Preikestolen, ninguna es capaz de transmitir la belleza del conocido fiordo de la luz (Lysefjord) cuando lo ves en persona.
Nos sentamos a descansar en un rinconcito que pudimos encontrar (y eso que eran escasos) y Wall-E también decidió disfrutar de sus Pringles recompensa
Desde el punto de vista geológico se comenta que el Preikestolen se desprenderá hasta caer sobre el fiordo. Prueba de ello es la grieta que hay arriba y el hecho de que cada año sea medido para verificar su estabilidad y de la que dicen no hay variaciones.
Y lo siguiente que hay que hacer es acercarse al borde como un jabato y asomarse para contemplar esos 600m de caída. No apto para los que tienen vértigo y más, con el airecito que hacía al sacar la cabeza
La niebla volvió a hacer acto de presencia y aunque nos arrebató ese magnifico paisaje, tampoco nos impidió seguir capturando el momento con una servidora haciendo el ganso con los brazos extendidos.
Y finalmente emprendimos el camino de regreso. Tengo que decir que en comparación con la excursión del día anterior al Kjerag, el Preikestolen es un paseíto que puedes ir haciendo con tranquilidad, y sin duda es apta para todos los públicos a juzgar por la legión de gente que nos encontramos. Como recomendación, sed madrugadores y así, con un poco de suerte podréis encontrar un poco menos de aglomeración
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