Revista En Femenino

Nos acercamos a los cuatro

Por Lamamadeunabruja @mamadeunabruja
Cuando estábamos en pleno apogeo de “los terribles dos” en más de una ocasión me dijeron que eso no era lo peor, que cuando llegáramos a los cuatro volveríamos a los berrinches y a las broncas.
Y ayer a un mes de cumplir los cuatro tuvimos uno gordo, uno que hacía tiempo que no vivíamos…
De todos los consejos que he leído para afrontar los berrinches el único que me parece realmente efectivo es el de evitarlos, pero claro, no siempre se pueden evitar y por otro lado yo no siempre quiero evitarlos, vamos que me gustaría que no sucedieran pero no siempre estoy dispuesta a cualquier cosa para ello.
Y todo empezó con una tontería, una tontería que ya colmó el vaso porque llevábamos días que eran una tras otra en una temporada que no me hace ni puñetero caso. Supongo que es ese momento en el que ella confirma su personalidad y lo demuestra así, haciendo todo lo contrario de lo que le pido, pero una llega un momento que se cansa, y eso que tengo mucha más paciencia de lo que nunca imaginé.
El sábado por la tarde ya estuvimos a punto de quedarnos en casa y todo porque después de vestirse no sé que estuvo haciendo (bueno supongo que pintarse los labios con una historia de princesas toda pringosa) que tenía las manos totalmente pegajosas y no le daba la gana de lavárselas, así sin más, creo que no pedí nada ilógico. Pues al final lo hizo cuando iba a quitarme la ropa para no salir.
El domingo, después de haber estado todo el día prácticamente haciendo lo que ella quiso, jugar a lo que quiso, comer su comida favorita, ver otra vez Frozen con su papá, elegir la ropa para salir,… decidió que había que liarla. Y volvimos otra vez a la historia del ascensor…
Resulta que no le da la gana de entrar la primera en el ascensor, y diréis “qué tontería, pues que no entre la primera”, y claro cuando vamos solas no hay ningún problema, pero si vamos con la silla de paseo de la pequeña tiene que entrar ella delante para poder colocarla y que quepamos las tres. Cuando le da por ahí me dice que le da miedo, que se le va a cerrar la puerta, y le he explicado mil veces que yo entro seguido y que si le pilla la puerta a alguien es a mí, pues no le da la gana de entrar delante y justo cuando voy a meter la silla se me cuela y acabamos haciéndonos daño ella o yo porque no cabemos a la vez. Pues por más que se lo explico todos los días la misma historia...
Y ayer yo ya estaba cansada, cansada sobre todo de tener que amenazar con mil y una cosas y que siga siendo igual así que ya una vez vestidas y en el descansillo se armó la marimorena. Cinco veces le dije que entrara al ascensor y cinco veces me dijo que no, le dije que nos quedábamos en casa y ni caso, y como parece que mis amenazas se la traen al pairo y yo no estaba en mi mejor momento entramos de nuevo en casa y me desvestí a mí y a la pequeña.
Os podéis imaginar la que lió. Como las que montaba con dos años pero con casi cuatro. Lo cual hace que sea un tanto diferente, los gritos y lloros los mismos pero mucho más difícil de acabar con ellos. Recuerdo que cuando tenía dos yo la dejaba un rato desahogándose porque no quería que la tocara pero enseguida si le daba un abrazo ella venía y se dejaba, sin embargo ayer no había manera, quería estar sola, me echó de su habitación, no quería hablar conmigo, incluso cuando su hermana fue a estar con ella le decía "bruja pequeña vete de aquí, quiero estar solita", pero a ella se lo decía tranquilamente, no como a mí que era la causante de su malestar.
Al final como es lógico se le acabó pasando y como necesitaba mi ayuda para abrir un frasco vino y me lo pidió pero sin querer hablar conmigo de nada de lo que había pasado. Y a partir de ahí como si esa hora no hubiera existido.
Así que si esto es sólo el principio miedito me da, más que nada porque la pequeña se va acercando a los dos y como nos pille a la vez no sé como vamos a llevarlo...

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