¿Alguna vez has notado un nudo en el estómago cuando estabas haciendo algo? ¿Quizás te estaban explicando algo y tu cara demostraba desaprobación? ¿Has bostezado en el peor de los momentos?
Muchas de las reacciones de nuestro cuerpo no son siempre fruto de nuestros deseos y piensa y se expresa por si solo y te hace sentir que es lo que en realidad piensa, incluso con excesiva sinceridad mientras nuestro cerebro y nuestra educación se empeñan en demostrar lo contrario. A eso se llama Inteligencia Física. Es la inteligencia de nuestro cuerpo.
Según la bibliografía, recibe el nombre de inteligencia física o inteligencia cinestésica, la habilidad para usar el propio cuerpo para expresar ideas y sentimientos, y sus particularidades de coordinación, equilibrio, destreza, fuerza, flexibilidad y velocidad, así como propioceptivas y táctiles. Este término es tomado del libro el 8vo. Hábito de Stephen R. Covey y se refiere a que el cuerpo es el instrumento de la mente, el corazón y el espíritu, por lo que merece ser mantenido en óptimas condiciones. La Inteligencia Física es entonces el sustento de las otras inteligencias del ser humano. La idea se basa en tratar nuestro cuerpo como la principal herramienta que nos permitirá ser altamente efectivos en todos los ámbitos de nuestra vida. El estilo de vida sedentario, el estrés, la mala alimentación y descanso de poca calidad nos hacen entrar a una espiral de daños físicos y mentales que degradan nuestro desempeño y, lo peor, es que nos lleva a enfermedades que pueden acabar precozmente con nuestra vida. ¿Cómo armoniza y equilibra el cuerpo el funcionamiento del cerebro que contiene la mente, con el corazón que simbólicamente representa la Inteligencia Emocional?
Nuestra capacidad de actuar sobre nuestros pensamientos y sentimientos, y de hacer que ocurran cosas, no tiene igual en ninguna otra especie El cuerpo expresa con claridad lo que pensamos y cómo nos sentimos. Por eso es tan importante saber qué dice nuestro cuerpo. Por cada pensamiento o sentimiento que tenemos, hay siempre una reacción de nuestro cuerpo, a veces inconsciente.- Una nutrición sabia.
- Ejercicio equilibrado y consistente.
- Descanso adecuado, relajación, gestión del estrés y mentalidad de prevención.