Nos encontramos en medio de una rutina intensa de ejercicios, levantando pesas o trotando varios kilómetros, pero llega ese momento fatídico, en el que no podemos seguir, nuestro cuerpo nos dice basta y terminamos la sesión.
En ese instante, seguramente comenzamos a buscar culpables a nuestra fatiga y en realidad lo hay, se trata del ácido láctico, por lo que es clave que aprendamos a regular su presencia en el organismo, para que podemos aumentar nuestra resistencia.
Capaz en algún momento escuchaste del ácido láctico, pero existe una percepción errónea, de que es el responsable de generar el dolor muscular tras el ejercicio y eso no es cierto.
Por qué?
Porque más bien nos causa ardor o dolor, cuando nos esforzamos demasiado en una intensa sesión, algo que nos lleva detenernos, se trata de una especie de protección para que no sobrepasemos los límites y evitemos lesiones o malestares.
Ojo!