
Ya sabemos todos que a un rebaño de ovejas se las guía, manipula y engaña mucho mejor que a una manada de tigres, por eso casi nadie se molesta en integrar dentro de la educación el pensamiento crítico.
Pensar es sinónimo de conciencia e identidad, y para pensar no hay nada como aprender a cuestionar. Potenciar el pensamiento propio, la creatividad a la hora de buscar diferentes alternativas y entre todas elegir la más adecuada, aprender a no seguir las modas simplemente porque los demás lo hacen, enseñar a defender opiniones aunque no coincidan con otras -pero respetándolas-, aprender de los errores... Todo esto que cuento y que debería ser el pan nuestro de cada día es muy peligroso para los que se quieren llevar el gato al agua y manejarnos a su antojo. Para ellos es preferible tenernos aletargados y muertos de miedo, porque el miedo anula nuestra voluntad. Seguir leyendo...