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Nos habíamos amado tanto, sobre Un conte de Nöel y Reyes y Reina, los dos últimos films de Arnaud Desplechin

Publicado el 22 julio 2009 por Correotomas
Nos habíamos amado tanto, sobre Un conte de Nöel y Reyes y Reina, los dos últimos films de Arnaud Desplechin
Nos habíamos amado tanto, sobre Un conte de Nöel y Reyes y Reina, los dos últimos films de Arnaud Desplechin
Arnaud Desplechin ya ingresó para quedarse en mi lista de directores a seguir. Lo descubrí con Un conte de Noël, titulada aquí El primer día del resto de nuestras vidas, y luego inspeccioné aún más en el otro film disponible en Argentina: Rois et reine, aquí Reyes y Reina.
Este director tiene una obsesión, en ambos films, por las relaciones amorosas, pero sobretodo las familiares. Hay más de una conexión entre ambos, al darme cuenta por ejemplo de que la familia Vuillard, en la ficción de El primer día…, porta el mismo apellido que el protagonista de Reyes y Reina, Mathieu Amalric, actor presente en ambos films, con características similares en los roles que compone. En la primera, su personaje es Henri Vuillard, mientras que en la segunda, encarna a Ismaël Vuillard. Y en ambos films también hay heridas profundas y distanciamientos no del todo esclarecidos entre hermanos, así como también turbias relaciones de padres e hijos (por momentos cálidas), amores desencontrados, viejos amantes decepcionados, frustraciones personales que conducen a la decadencia, y ciertos aires de esperanza, generalmente a la hora de cerrar los relatos.
Ante menudo coctel de relaciones humanas, Desplechin no se amedrenta, sino por el contrario utiliza la cámara en todas sus formas, componiendo notables encuadres, y mezclándolos con cámaras en mano, zooms agresivos, ejes saltados, expresivos fuera de campo y, además, cortes fuera de raccord, tiempos quebrados y elipsis notables.
Por otra parte, en ambos trabajos la duración es superior a las dos horas y cuarto, y en Reyes y Reina hay un organizado desorden, al estilo del cine de Iñárritu, aunque algo más moderado, mientras que en El primer día… todo se centra en la familia en cuestión, y sin embargo, en no más de ocho personajes, cada cual brinda material de sobra para las dos horas y media de metraje y aún más.
Se lo podrá juzgar de ambicioso, de querer abarcar demasiado, de retratar situaciones delicadísimas con una sobriedad rayana en la indiferencia, pero son esas las características que lo consagran a Desplechin como autor absoluto de su propia creación cinematográfica.
Particularmente, me costó adentrarme en la trama de Reyes y Reina, pero bien vale subrayar los capolavoros de Emmanuelle Devos y Mathieu Amalric, exprimidos al máximo a nivel interpretativo por su director.
En el caso de El primer día…, disfruté de una obra mucho más acabada, pulida y refinada, una mezcla rara entre el drama y la comedia. Al salir del cine, lo agradecí. Con el paso de los minutos, me fue invadiendo un dejo de angustia y tristeza. Y es que eso tiene el film: los Vuillard se hacen querer como familia, y uno los conoce a través de la óptica de su autor, identificándose con todos ellos, pero cuando los tres días en los que se reúnen concluyen, mucho trapitos al sol han quedado expuestos, y uno como espectador empieza a recibir los golpes y frustraciones de cada uno de ellos.
En ese sentido, la mamá de Catherine Deneuve, el papá de Jean-Paul Roussillon, los hijos personificados en Amalric, Anne Consigny y Melvil Poupaud, y los familiares políticos que juegan Chiara Mastroianni, Hippolyte Girardot y Emmanuelle Devos, merecen todos los honores. Estamos ante un excelente reparto, sin aristas, similar al resultado del film.

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