En el artículo de ayer, La CNE arremete contra Industria por pagar más a las distribuidoras de gas, el diario elEconomista expone las diferencias existentes entre estos dos organismos en lo que a los precios de venta regulados del gas natural se refiere.
El caso es que la subida de la factura de la luz del 10% (el “café” de Miguel Sebastián) ha eclipsado completamente el alza del 4% en la tarifa del gas, que el regulador de los sistemas energéticos de España, la Comisión Nacional de la Energía (CNE), entiende que se destinará casi íntegramente a la actividad de distribución, siendo la empresa Gas Natural la máxima beneficiada embolsándose por ello cerca de 1.000 Millones de Euros. Y de esto nadie habla.
Exponíamos en el artículo Un futuro del color del petróleo las previsibles consecuencias que acarrearán a Occidente la enorme dependencia de los combustibles fósiles. Además, la publicación Conflictos españoles con el gas de Argelia revelaba 2 asuntos de vital importancia: la inevitable sumisión de España con Argelia, proveedor de más de la mitad de nuestras necesidades de gas, y cómo el país africano ha empezado a hacer valer su posición de fuerza para aplicar subidas de precios con efectos retroactivos rompiendo acuerdos de suministro previamente negociados y pactados.
Me preguntaba un día un lector si los 1.450 Millones de Euros que Gas Natural debe pagar a Sonatrach nos los iban a repercutir a los consumidores. Yo, en contra de la opinión del lobby eléctrico que preveía que los precios regulados no se verían afectados, respondí: “indudablemente, no vacilo al respecto”. No por nada, los consumidores SIEMPRE acabamos pagando los platos rotos de todas las grandes corporaciones energéticas…
Además, la CNE argumenta:
“lamenta que sean los consumidores los que sufran estos vaivenes de la regulación. El regulador recuerda que el pasado mes de julio se aprobó un incentivo para las plantas de regasificación, de forma que el ahorro de pérdidas supusiera un aumento en su retribución.
Para el organismo que preside Maite Costa, un incentivo como éste debería beneficiar tanto al titular de la planta como a los usuarios del sistema, de forma que si hay un ahorro de costes, no sólo por el posible desempeño del operador de las plantas, sino porque los porcentajes fuesen muy generosos, este ahorro debería repartirse entre el operador y los usuarios del sistema.
Por otro lado, la CNE recuerda la fuerte subida de la tarifa del gas que se aplicó el pasado mes de julio, donde la Tarifa de Último Recurso (TUR) para la mayoría de los usuarios subió un 8,1 por ciento, sin incluir el incremento del IVA aplicado ese mismo mes.
Con todo, el organismo propone cambiar la metodología y que se apruebe un régimen retributivo concreto, a efectos de cálculo de la retribución financiera del gas para gasoductos y regasificadoras y que sea ésta coherente con el concepto propio de retribución financiera. Asimismo, la CNE reitera la necesidad de elaborar una metodología que haga “explícitos los criterios de asignación de los costes a los peajes y cánones, de forma objetiva, transparente y no discriminatoria”.”
En el lado opuesto nos encontramos con las Eléctricas que, como siempre, para variar, justifican esta subida de tarifa como una medida necesaria para no incrementar el déficit tarifario.
Más de lo mismo. Los consumidores pagan, pagan y pagan, y los reguladores solo atienden a las cuentas de resultados de las grandes corporaciones energéticas. Los organismos entendidos en la materia no cesan de denunciar fallos de mercado en el sector eléctrico que jamás se escuchan y que perduran en el tiempo. Nadie parece querer emprender una regulación justa que promueva la transparencia y la verdadera liberalización que beneficiaría a los usuarios.