Revista Cultura y Ocio

"Nos pasamos la vida esperando a que pase algo, y lo único que pasa es la vida"

Publicado el 13 diciembre 2014 por Pmvaro

Nacemos despreocupados, sin planes ni sueños ni objetivos. Crecemos en una sociedad en la que continuamente estamos esperando a que llegue el siguiente paso de nuestra vida. Estamos en Primaria y queremos ser de Secundria, estamos en Secundaria y queremos ser de Bachillerato, estamos en Bachillerato y queremos ser mayores de edad, tener independencia, poder conducir, estudiar una carrera, etc. Cuando tenemos todo eso, echamos de menos ser niños, que nos lleven en coche o no tener que estudiar tanto como en la universidad, pero sin embargo, seguimos esperando a que llegue el siguiente paso... trabajar y formar una familia. Cuando conseguimos esto, pronto nos cansamos y ansiamos la jubilación para poder disfrutar plenamente de la vida. Una vez llegado a esta etapa, ya has has subido todos los escalones de una larga escalera llamada "tus buenos años" y es entonces, cuando tienes tiempo de vivir, disfrutar, descansar, viajar, leer, conversar, pensar, caminar, investigar, conocer... es cuando tu cuerpo empieza poco a poco a caer en picado poniéndote cada vez más limitaciones para cualquier cosa.


Esta claro que al tener solo 16 años hablo desde la observación y no desde la experiencia. Con todo esto no pretendo deprimir a la gente ni mucho menos, simplemente plantear otra forma de ver la vida a aquellos que la gastan esperando a que llegue el momento de subir el siguiente escalón.


"Hacia rutas salvajes" es una película estadounidense del año 2007, protagonizada por Emile Hirsch y dirigida por Sean Penn que vi hace ya mucho tiempo. Esta relata la historia de Christopher McCandless, un joven de los años noventa que frustrado por la importancia que reciben las cosas materiales y estos "escalones de la vida" que mencione antes, decide cambiarse el nombre, dejar sus posesiones y dinero y adentrarse en una ventura cuyo objetivo es alejarse del mundo civilizado y ponerse rumbo a Alaska para entrar en contacto con la naturaleza y descubrir el verdadero sentido de la vida, disfrutar de cada momento. Esta película recibió muchísimos premios y nominaciones de gran importancia.


Sin duda recomiendo la película al 100%, y si me volví a acordar de ella después de tanto tiempo es por que creo que tiene bastante que ver con lo que estoy intentado de explicar hoy. El protagonista se dio cuenta pronto de el gran fallo de la sociedad que le rodeaba, esa ansia de mas y mas que no te hace disfrutar de lo que tienes. Eso le trastocó algo en su cabeza y le hizo cometer todas esas locuras. En mi opinión, nos tenemos que quedar con la parte de la película que nos hacer ver
que nos pasamos la vida esperando a que pase algo, y lo único que pasa es la vida. Sin embargo no lo solucionaría volviéndome loco y yéndome a vivir a la naturaleza (que lo haga el que quiera). Para mi la solución perfecta sería disfrutar de cada día tanto como sea posible, sin pensar en meses hacia delante y mucho menos en años, pero manteniendo siempre la responsabilidad que requiere conseguir lo que quieres (una carrera, un trabajo, una familia, etc.)


De este texto es de donde se sacó la frase que hoy viste el título de mi entrada, aunque yo la conocí gracias a una amiga llamada Gabriela Martín. Bob Marley pudo ser muchas cosas, tanto buenas como malas, pero esto nos demuestra que tenía una gran capacidad de reflexión y nos dejó estos trocitos de ingenio. Bueno, o s recomiendo que la leáis detenidamente y que en todo en lo que esten de acuerdo procuren llevarlo a cabo en vuestras vidas, no esperar a que ocurra solo. El mensaje que he querido transmitir con este artículo es que no te obsesiones con lo que pasará después, sino que vivas el momento y que disfrutes de todo lo que haces. Solo así terminará tu vida con la sensación de que de verdad la has vivido. Espero que os haya gustado esta entrada y que comenten y la difundan por donde pueden. ¡Gracias por leerme una semana más!


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