Fachada de la librería. Imagen: Google Maps.
Hace un par de semanas, mi buena amiga Marujita me avisó de que en Gijón iban a inaugurar una librería-papelería (dos palabras que si ya por separado me atraen como un imán, os podéis imaginar cuando van juntas); no sólo eso, sino que además en la inauguración iba a estar mi querido Francisco Narla. Era una oferta muy tentadora, y si a eso le sumamos que mi madre no había estado nunca en Gijón, que en el trabajo me deben aún días de vacaciones del año pasado, y que para remate hacía unos días que había recibido un cupón de descuento para la próxima reserva que hiciera en mi página web hotelera habitual, pensé que no podía desoír tantas señales. Además, cuando llevamos una buena temporada en la que, por desgracia, se oyen muy a menudo noticias de que tal o cual librería ha tenido que cerrar, siempre es como un soplo de aire fresco recibir la noticia contraria y saber que todavía queda gente valiente que se anima a hacer algo así.Por lo que el viernes 24 de febrero, a primera hora de la mañana, pusimos rumbo al norte. El evento era a las 7 de la tarde, con lo cual nos tomamos la ruta con muchísima calma, por aquello de disfrutar del viaje. Nos dimos una vuelta por Gijón al llegar, nos acomodamos en nuestro hotel (ya que íbamos, aprovechamos para quedarnos una noche a dormir allí), fuimos a tomar algo... Y unos minutos antes de las 7 entramos en la nueva y flamante librería-papelería Te gusta leer, de la que me llamó la atención ese olor a nuevo que tienen las estanterías de madera recién compradas.
El público asistente. Imagen: Mirella Patiño.
No se me olvidará jamás la sorpresa que se llevaron Francisco y Déborah, su agente literario, cuando nos vieron aparecer, porque no les habíamos dicho que íbamos; sus caras fueron todo un poema, y más cuando les dijimos que habíamos ido desde Madrid sólo para la inauguración. El acto (aunque más que acto fue en realidad una reunión de amigos) fue de lo más distendido, y es que yo no conocía personalmente a Mirella Patiño, la propietaria de la librería, pero nos hizo sentir a todos como si estuviéramos en casa. También para Mirella hubo sorpresa, y es que otra autora, Ángeles López de Celis, se presentó sin haber avisado de que estaría allí. Hubo bastante buena acogida, y así un poco a ojo, yo calculo que con facilidad nos llegamos a presentar en la librería aproximadamente unas treinta personas.Un momento de la charla.
Ángeles, Déborah y Francisco se acomodaron en unos sillones cerca de la entrada, y el resto nos repartimos entre las filas de sillas, los huecos de algunas estanterías e incluso hubo gente que tuvo que quedarse de pie; pero pasamos un rato de lo más agradable, charlando en general sobre el mundo del libro y la industria editorial; sobre valientes como Mirella que en estos tiempos que corren se lanzan a la aventura de abrir un negocio como este; sobre curiosidades y manías que tienen los autores a la hora de escribir; sobre géneros literarios (aunque esta charla me da siempre un poco de pereza en cualquier situación, y es que no termino de comprender la manía que tienen algunos de tratar de encasillarlo todo); sobre los misterios del mercado y sobre todo de los lectores a la hora de hacer que un libro sea súper ventas, tanto por su género como incluso por el nombre de su autor; de épocas históricas malditas... Ya digo que fue una charla de lo más agradable, e incluso había por allí varios escritores noveles que compartieron sus inquietudes con nosotros.Finalmente, cuando no hubo más preguntas, Mirella nos invitó a que degustáramos las bebidas y tapas que había preparado para la ocasión. Estuvimos por allí un rato más, charlando con unos y con otros, y por supuesto yo aproveché también para echar un vistazo por la librería, que como ellos mismos anuncian en su página de Facebook tiene lecturas para gente desde 0 hasta 120 años. Estoy segura de que Mirella cosechará muchísimos éxitos en esta nueva andadura, y es que cuando uno pone todo el cariño en las cosas que hace, no puede sino verse recompensado...