Revista Coaching

Nos tocaron estos padres

Por Gabrielschwartz

Nos tocaron estos padres

Atenerse a las decisiones

Recuerdo el impacto que me causó, en 1997, cuando el gerente de Recursos Humanos de una exitosa empresa de agroquímicos llamó para contarme que cerraba su planta: el grupo multinacional al que pertenecía había decidido prescindir de la unidad de negocios. Fue así como, casi ridículamente, que más de 200 personas fueron desvinculadas, en los mejores términos, de una compañía rentable y respetada en su rubro. Comprendí, entonces, la complejidad de pertenecer a una organización y tener poca injerencia en las decisiones corporativas.

12 años más tarde - y con bastante más experiencia - me toca acompañar como consultor o coach a directivos que deben gestionar equipos de trabajo, sostener su motivación y productividad a la vez que "atajan" decisiones de sus respectivas casas matrices que no coinciden, muchas veces, con lo esperado en la filial local.

En tiempos de crisis, frente común

Bonus que no se hacen efectivos en nuestro país, aunque los resultados fueron los esperados porque la compañía a nivel mundial no ha llegado a los objetivos financieros o aportes solidarios de las empresas locales a la Corporación para compensar las bajas ganancias operativas, son algunos de los sacrificios que las filiales locales deben concretar a partir de decisiones corporativas.

Sin embargo los líderes de las compañías deberán ser cuidadosos respecto al mensaje que transmiten a su equipo respecto de estas circunstancias. Dentro de las competencias de quienes gestionan personas, la de alinear a los recursos con los objetivos de la empresa parece ser una de las fundamentales. Cuando el CEO se queja de las acciones de la casa matriz todo su equipo sentirá la desconfianza y, seguramente, la falta de motivación y la baja productividad no se harán esperar. Lo mismo sucederá con los mandos gerenciales, jefaturas y supervisores.

Pertenecer no siempre es un privilegio

Estos son los padres que nos tocaron, con lo bueno y con lo malo. Debemos ayudarlos a que ellos concreten sus objetivos, de esta manera los concretaremos todos.


De cualquier manera, a veces llega el momento de emprender otros rumbos: cuando nuestros objetivos son incompatibles con las posibilidades que nos brinda la empresa.

A los padres no podemos elegirlos y, a menudo pensamos que estamos obligados a seguir el camino que nos indican. Nos sentimos enojados y sometidos, hasta que - más seguros - enfrentamos viejos mandatos cambiando lo que parecía imposible o hacemos nuestro propio camino.

Y, sorprendentemente, nuestros padres en vez de criticarnos, se sienten orgullosos y nos apoyan.


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