Hasta las cuatro de la tarde no salía nuestro vuelo a Pisa, pero a media mañana ya estábamos en la parada del X3, directo desde Bugibba al aeropuerto para facturar con tiempo y comer algo por allí antes de embarcar. El aeropuerto de Malta es minúsculo y no hay mucho que hacer, así que cruzamos los dedos para que los de Ryanair no midan la maleta de mano de María y cuando nos queremos dar cuenta estamos sentados en el avión.
El viaje tranquilo, entre risas, rifas y recuerdos. El avión no iba muy lleno y uno de los auxiliares de vuelo nos deja sentarnos en la salida de emergencia, por lo menos así estiramos las piernas un rato. Aprovechamos para comprar a bordo el ticket del autobús que nos llevará del aeropuerto de Pisa hasta la estación Santa Maria Novella en Florencia, por cinco euros persona y trayecto. Sólo compramos la ida ya que tres de nosotros no teníamos pensado regresar a Malta.
Sobre las seis menos cuarto aterrizamos en Pisa y ya era noche cerrada, algo a lo que nos había costado acostumbrarnos las semanas anteriores en Malta, lo cortos que se hacían los días a diferencia de los meses anteriores. El autobús no salió hasta las seis y media y tardamos una hora, aproximadamente, en llegar a Florencia.
Después de mucho mirar hoteles y apartamentos, nos habíamos decidido por Gemini Studio & Suites, junto a la estación. Reservamos en Hostelbookers un estudio para cuatro personas para las dos primeras noches, que nos salió por 96 euros. A esto había que añadirle un cargo por limpieza de 25 euros y la tasa turística de un euro por persona, pese a esto, habíamos hecho cálculos y era la mejor opción que teníamos, tocábamos a poco más de 16 euros por noche, tasas y limpieza incluidas. No resultó una mala opción y allí nos alojaríamos los siguientes días en Florencia sin tener que volver a pagar la tasa de limpieza.
La primera noche nos alojaron en una apartamento de la primera planta en el edificio de enfrente. Tenía una zona de cocina con mesa y sillas, un dormitorio de acceso, otro interior con cuatro camas y un baño espectacular. Dejamos las maletas y salimos a pasear un rato, me moría de ganas por volver a ver el Duomo.
Hay tan sólo unos minutos caminando desde los apartamentos hasta la estación. Desde allí, dejamos atrás la iglesia de Santa María Novella y nos dirigimos hacia el Duomo... ¡espectacular!! Hacía trece años desde mi última visita a Florencia y para el resto, era la primera vez, pero Florencia no deja indiferente a nadie.
El centro histórico es espectacular, estuvimos caminando por Via Calzaiuoli hasta Piazza della Signoria, fotografiamos la estatua del David a las puertas del Palazzo Vecchio, pasamos por la puerta de los Uffizi, el porcellino, caminamos por la orilla del Arno admirando el Ponte Vecchio, Santa Croce y regresamos por Via de Bardi, la calle donde yo viví cuando estudiaba italiano años atrás.
Il Duomo
Ponte Vecchio
El David a la entrada del Palazzo Vecchio
Vista del Ponte Vecchio
El Arno
Benvenuto Cellini en el Ponte Vecchio
Y por fin, el Duomo!
Cenamos unos paninis y pizza en un local que encontramos abierto en Via Ghibellina. Alli estuvimos hablando con el dueño y su amiga, que celebrabra el cumpleaños aquella noche. Era tarde y estábamos cansados, así que decidimos regresar al apartamento para dormir un rato, al día siguiente tendríamos mucho tiempo para visitar la ciudad.