Y llegó el 27 de septiembre. El día de Marta y Stefan. Día de celebración y reencuentros, de alegria y muchas emociones. ¡Qué felicidad sentí al verte así de radiante!¡Vaya novia guapa!
Con esto de que tengo un blog de moda y que somos amigas desde hace más de veinte años, el día en el que Marta me dijo que me tenía que pedir un favor, me ví mirando tendencias de novias, visitando tiendas de futuras casaderas y descartando modelos y complementos hasta dar con "el vestido". Pero no, ¡error! Por primera vez, en mi vida, sería maestra de ceremonia. ¡Y cuánto disfruté!
Para este gran evento, elegí, una vez más, mis pantalones morados de Adolfo Domínguez, que ya lucí en marzo en la boda de mi primo, camisa blanca y tocado en tonos grises. Después ya le añadí bigotes, collares de hawaiana, boas de colores...¡y muchas risas!
Gracias, Marta y Stefan, por querer compartir con nosotros este gran momento. Vuestro momento, como os dije en la ceremonia. Gracias a Robert, por hacer posible el entendimiento entre la mitad española y la mitad germana. Gracias a Mamen, por ser la mejor compañera de habitación y de viaje. Gracias a Mer y Pablo, por enseñarnos Sevilla siempre con ese gran cariño que le tenéis. Gracias a Olga y César, por ser como sois y dejarme disfrutar del pequeño Hugo. Gracias a Yolanda y Juan Pedro, ¡deberíais haber llegado el viernes, os hubieseis ahorrado la lluvia del viaje de ida y de vuelta!Gracias a Carmen, prima de la novia, y cómplice en todos los preparativos. Gracias a Nazareth y Marina, dueñas y señoras de La Flamenka Hostel porque siempre es un placer volver a dormir en "vuestra casa". Y gracias a Max, por su genética y simpatía.