Nos vamos de boda con Carmen y Javi a Valladolid

Hoy estrenamos una nueva sección de bodas: “Nos vamos de boda con…”, y nadie mejor para estrenarla que Carmen y Javi, unos amigos que se casaron el verano pasado en Valladolid, siendo la primera boda de amigas especial, como ya os contamos en su momento.

Esta pareja se conoció en la universidad hace 6 años y decidieron dar el paso de pasar por el altar en la iglesia Santa María de Valbuena, Valladolid, que decoraron con unos macetones de preciosas hortensias y que forma parte de una abadía cisterciense cuyo monasterio tiene un claustro perfecto para las fotos de unos recién casados. Además, eligieron el mes de septiembre, época en la que las vides están en su máximo esplendor, por lo que no había un escenario más especial que una bodega. Cepa 21 es una bodega rodeada de cepas centenarias, con una imagen de serenidad, elegancia y armonía que resume la esencia del vino que en ella se elabora y que marida a la perfección con su gastronomía tradicional con toques de imaginación en cada plato. En cuanto al vestido de novia, Carmen nos cuenta que se probó miles de vestidos en Madrid. Ninguno le convencía por completo, por lo que decidió montar el suyo con el escote de uno, el corte de cadera de otro y con la idea clara de que quería cuerpo camisa, que una modista vallisoletana le confeccionó a medida para ella. Y… voilà! Dio en el clavo. No hay novia más guapa que la que va como es ella misma, y la verdad es que Carmen estaba radiante!!! Un vestido especial, clásico con toques de sofisticación como la cinta de pasamanería de plata para la cadera, heredada de la abuela del novio y toda una joya, y una mantilla de su suegra ideal… Al vestido le añadieron una cola de quita y pon, para que fuera cómodo en la fiesta. Los zapatos fueron el capricho de la novia, hechos a medida en Magrit con la tela escogida por Carmen al igual que la elección de la plataforma y un tacón de charol. En cuanto a las joyas, solo llevó el anillo de pedida y unos maravillosos pendientes de platino, oro y brillantes heredados de su tía abuela y que le regaló su madrina. Como curiosidad, la Floristería Palmero le envió dos ramos de novia para que eligiera uno el mismo día de la boda.

Como ocurre siempre, en la ceremonia cobraron protagonismo los pajes del cortejo nupcial, sobrinos de la novia y que llevaban las arras y los anillos. ¡Unos niños comestibles!!! Y para rematar, una fiesta de lo más divertida, con música de la que nos gusta y un fotomatón para reírnos todos un rato. Un día 10 que os resumimos en algunas fotos.