Las Fallas, también conocidas como fiestas josefinas, es una celebración en honor a San José (patrón de los carpinteros) que tiene lugar del 15 al 19 de marzo en algunas ciudades y pueblos valencianos aunque también es una costumbre que los españoles emigrados han llevado a Mar del Plata en Argentina.
Por el colorido y el despliegue de creatividad de las fallas, en estas fechas Valencia alberga hasta un millón de turistas.
El nombre de "fallas" proviene del valenciano del medioevo y significa antorcha; actualmente se utiliza para referirse a las construcciones artísticas que se realizan, generalmente hechas con material combustible como el corcho. En sus inicios se trataba simplemente de la quema de virutas y deshechos de los talleres de carpintería (quizás un intento del gremio carpintero para honrar a su patrón) pero con el curso del tiempo estas virutas fueron cobrando vida y se comenzaron a crear monumentos satíricos que inicialmente representaban a personas del pueblo pero hoy podemos encontrar los más disímiles personajes no solo de España sino de todo el mundo. Entonces se creía que esta acción tenía un carácter purificador ya que el fuego eliminaba todos los posibles problemas y males; hoy reúne a los valencianos bajo una tradición común que les permite expresar su sentir social.
Vale aclarar que hoy por hoy las construcciones son de una belleza, estética y cuidado en los detalles tal que las diferentes "casas falleras" (como se les conoce a los sitios donde se construyen las fallas) deben buscar fuentes de ingreso para poder pagar sus esculturas (hay fallas que han superado los 720 mil euros).
El total de fallas que se construyen es verdaderamente impresionante, llegando algunos años a superar las 350 y demandando de meses de trabajo. Luego, se establece un jurado donde se elige la mejor falla por categorías y el muñeco indultado (aquel que no será quemado). Sin embargo, el indulto viene dado por el público pues estas fallas son expuestas durante varias jornadas anteriores a la celebración. Por supuesto, no puede faltar la cabalgata (las fallas se pasean por las calles entre comparsas y música). Particularmente recomiendo verlas cuando están expuestas pues se puede apreciar con mayor detalle y tranquilidad, teniendo la libertad de escoger en cuáles obras detenerse y cuales pasar por alto. Los sitios donde se exponen generalmente son decorados con luces por lo cual también se observa una verdadera competencia por decorar las fallas e iluminarlas. Quizás por este amor a las luces de sus ciudadanos a Valencia también se le conoce como la "Ciudad de la Luz".
Aunque la fiesta comienza el día 15, los preparativos son admirables, comenzando con el día 1 de marzo cuando se hacen los mascletás: un espectáculo de petardos, fuegos artificiales y cañones en el cual se puede percibir una música hilvanada a partir de las explosiones adecuadamente sincronizadas. No obstante, la pirotecnia es reina de la celebración y la acompaña siempre aunque el día 18 tiene otra noche propia conocida como "La noche del fuego".
El día 19 tiene lugar "La noche de la quema"; sin más explicaciones, tal parece que la ciudad entera arderá en llamas. Un espectáculo digno de presenciar al menos una vez en la vida aunque da un poco de pena ver como se queman esas obras de arte.
Por supuesto, en esos días se pueden saborear los buñuelos (un dulce típico de la zona) y la archiconocida paella valenciana. Una experiencia de no perderse, siempre que no le tengan miedo al fuego, dueño y señor del lugar por esos días.