En un alarde de generosidad rayana en el despilfarro la CEOE acaba de proponer que los sueldos aumenten, decisión basada en las previsiones de crecimiento de la economía para este año y el que viene. La subida salarial que proponen es del 0,6%, es decir que la repercusión para aquellos que perciban el salario mínimo será, ni más ni menos, que de 3,89 euros brutos al mes, para que luego algunos tristes digan que la recuperación económica no llega a las familias. Mejor aún lo tienen los afortunados mileuristas que dispondrán de seis euros más cada mes. Entre esta subida de salarios y la que se ha aplicado a las pensiones, un 0,25% bruto, las familias españolas podrán mirar al futuro con esperanza aparte de darse de inmediato algún capricho hasta hoy irrealizable.
Una vez aplicada la subida acudiremos al trabajo plenos de ilusión y reconfortados por el reconocimiento de nuestros esfuerzos demostrado por parte de los patrones. Nuestra productividad aumentará y con ella nos garantizaremos que en 2016 una nueva subida salarial nos permita subir escalones sociales, todo ello siempre y cuando los chinos no aumenten el precio de la barra de pan.
En un país donde comprar el pan en una panadería en lugar de hacerlo en un bazar chino se ha convertido en un lujo algo falla. Quizás la culpa sea nuestra, por la despilfarradora costumbre de comer pan, por haber gastado en pan por encima de nuestras posibilidades. En un país donde se considera aumento salarial una subida bruta de 3,89 euros mensuales, no es que algo falle, es que falla casi todo.
Una subida de 3,89 euros/mes que nada tiene que ver con la que los griegos van a aplicar a sus salarios mínimos, cercana al 45 %, situándolos de golpe por encima de los españoles en más de 110 euros. Pero claro, como tanto se empeñan en repetir desde el Gobierno: "España no es Grecia". Y tienen razón. Tanta razón que lo mismo en lugar de que nuestros jóvenes universitarios se marchen a trabajar de camareros a Londres o a Munich comiencen a elegir como destino alguna isla griega repleta de turistas con yate. Sin duda serán bien recibidos, mucho deberá influir pertenecer a un país que ha mantenido durante varias décadas a la familia real griega y que hasta ha sentado en su trono a una de sus princesas, aunque pensándolo bien, a los griegos, republicanos ellos, lo de la familia real y sus princesas es página pasada de su historia.
Sabemos de sobra que nuestro Gobierno es muy dado a los eufemismos y parece que la CEOE se ha contagiado llamando subida salarial a lo que es simple y llanamente una limosna y además una limosna excesivamente tacaña, rayana en la humillación de quienes la reciben. La subida de las pensiones en un 0.25% no llega ni a la categoría de limosna y se encuadra en la de insulto, más aún si nos atenemos al contenido del panfleto que la ministra de Empleo y Seguridad Social ha enviado a cada pensionista y en el que se dicen cosas como esta:
(sic) "...desde el Gobierno de España sabemos que los propios pensionistas han sido, y siguen siendo, en muchas familias, un elemento fundamental para el sustento y apoyo de las personas de su entorno en estos años difíciles"El hecho cierto de que un Gobierno reconozca que son los pensionistas los que están sosteniendo a los desempleados, debería suponer la dimisión en pleno del mismo, entre otras muchas cosas por dejación de funciones. Sin embargo ni tan siquiera se avergüenzan, muy al contrario se sienten orgullosos y terminan su impresentable panfleto con la siguiente frase:
(sic) "Gracias también al esfuerzo y la solidaridad de los pensionistas estamos manteniendo un sistema de bienestar del que podemos sentirnos orgullosos, y que tenemos que seguir cuidando y preservando para las próximas generaciones"Donde se ha visto que sean los pensionistas con su esfuerzo los encargados de mantener un sistema de pensiones. Desde el mismo instante en que dejaron de ser trabajadores para convertirse en pensionistas quedaron totalmente liberados de contribuir al sistema. No obstante este Gobierno que sufrimos obligatoriamente les convierte sine die en contribuyentes al sistema y además lo reconoce expresamente.
España no es Grecia, ya no, lo era hasta hace unos días, ahora ya no lo es.
Benito Sacaluga