Revista Cultura y Ocio

Nos vemos allá arriba, de Pierre Lamaitre

Publicado el 02 agosto 2014 por Covadonga Mendoza @Cova_Mendoza
Nos vemos allá arriba, de Pierre LamaitreNos vemos allá arribaAu revoir là-hautPierre LamaitreTraducción: José Antonio Soriano MarcoSalamandra448 páginas
Sinopsis:
Durante el intento de toma de una colina, uno de los últimos lances de la I Guerra Mundial, el soldado Albert está a punto de morir. In extremis, es salvado por Édouard, otro soldado, de clase social elevada, quien resulta gravemente herido. Desde ese momento, surge entre ellos una fuerte amistad. Pero Albert no olvidará al causante de sus desgracias, que también estaba allí, en la colina 116. Tampoco Edouard se olvidará de su padre, que lo desprecia...
Comentario:
Lo primero que salta a la vista en esta novela, ganadora del premio Goncourt, uno de los más prestigiosos de Francia, es su estilo indudablemente clásico. Bueno, en realidad, antes que eso, nos percatamos del tono que presidirá la narración en más o menos toda su extensión: la ironía y el humor negro, a veces negrísimo. 
Escrita según las formas de la novela decimonónica, llena de detalles y descripciones tanto de la acción como de los pensamientos, con pocos diálogos, podría parecer una obra difícil de leer, pero el arrebatador estilo personal del autor, unido a esa ironía antes mencionada, obliga a pasar páginas no solo para saber qué va a ocurrir sino también para deleitarse con la prosa, cercana, a veces coloquial, humorística, etc. Bien es cierto que a veces sí se hace algo lenta o repetitiva, pero llegar al final merece la pena. 
Especialmente bueno me ha parecido el inicio, con las escenas del asalto a la colina, un tour de force narrativo donde el autor presenta a los tres personajes principales, Albert, Édouard y Pradelle de una forma a mi modo de ver magistral. Para mí, estas escenas son lo mejor de la novela, no solo por cómo están escritas, entrelazando las diferentes vivencias de los protagonistas, creando intriga sobre qué pasará, provocando incluso angustia al saber a Albert hundido en el fondo del pozo sin posibilidad de escapar del enterramiento, sino por su mensaje sobre lo absurdo de las guerras y los intereses que muchas veces influyen en ellas, alejados del oropel de la retórica sobre el patriotismo, el honor, etc, etc. 
En realidad, ese podría ser el tema de la obra. Tras las escenas bélicas, se nos presenta una postguerra que no es precisamente fácil para los ex combatientes, quienes se ven forzados por las circunstancias a recurrir a la picaresca, e incluso alguno de ellos, a la prostitución puntual. Se nos muestra la dura existencia de Albert y Édouard, quien ha perdido parte de la cara y se oculta tras máscaras de papel, y en contrapunto, la buena fortuna de Pradelle, el oficial, que emparenta con la rica familia de Edouard. Al igual que en los culebrones o las historias folletinescas el lector, o al menos yo, sufre viendo el ascenso social del "villano" mientras los "buenos" tienen que llevar una vida miserable. Esta obra tiene la rara cualidad de implicarnos con los personajes y sus vivencias, como las novelas del pasado, quizás en un modo algo maniqueo (buenos buenísimos, malo malísimo), pero que es la clave de la complicidad con el lector. Este carácter de literatura popular bien escrita supongo que es la razón del éxito de la novela.  
La trama no es que sea muy compleja. Diría que para lo que se cuenta sobran bastantes páginas. El mensaje, sin embargo, queda clarísimo y crudamente expuesto a través de las estafas realizadas a costa de los muertos por la patria, carne de cañón de la que incluso muerta se puede sacar rentabilidad. El autor no nos ahorra descripciones de cadáveres siendo sacados de sus tumbas, en estado putrefacto, y trasladados a nuevos ataúdes tras ser convenientemente amputados o recortados (ataúdes de tamaño pequeño, para ahorrar). Por suerte, el humor que salpica toda la obra ayuda a soportar lo terrible de estos relatos donde unos pocos listillos y corruptos ven acrecentar sus fortunas sin escrúpulo alguno. El sinsentido de las guerras, los manejos de los poderosos, la hipocresía social, las miserias de las familias burguesas, el dinero que es el motor de sus actos... todo ello es diseccionado de forma implacable por el autor, siempre en ese estilo de narrador  amiguete que parece dirigirse al lector.
Dado que la obra está muy emparentada con los folletines y la novela popular, huelga decir que, para alivio y satisfacción del lector, el final y su justicia poética ponen a cada personaje en su sitio, aunque con alguna tragedia de por medio, que es, sin embargo, coherente con el desarrollo de la historia y la psicología de los protagonistas implicados. 
En resumen, una novela extensa, con pocas peripecias, bien escrita, con un narrador cercano y coloquial, salpicada de ocurrencias humorísticas, cargada de mensaje anti bélico, folletinesca a veces, que nos muestra la otra cara de las guerras, en este caso de la I Guerra Mundial, de actualidad por su primer centenario. Obviamente, en una guerra, como en la paz, no todos pierden, y siempre hay aprovechados que saben sacar tajada, algo poco heróico y de lo que no se suele hablar. 
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