En este libro el autor nos adentra en un tema tremendo y duro, haciendo una crítica feroz de la postguerra de La Primera Guerra Mundial o Gran guerra. Esto lo hace de una forma muy original, creando una tragicomedia en la que los personajes, más que personas de verdad, representan a la victimas , a los " utilizados", a los buenos( pocos), al malo malísimo, etc. Estos personajes le sirven a Lemaitre para tejer la trama. La narración es en tercera persona, omnisciente, más que omnisciente, pues el narrador conoce el pasado, el presente y el futuro de los personajes. Así, antes de que ocurran las cosas, ya el narrador nos las anticipa, va por delante del personaje. Y , aunque como digo es en tercera persona, el autor utiliza el lenguaje de tal forma que parece que son los personajes los que están hablando. Quizás una de las cosas que más llaman la atención de esta novela sea su humor negro negrísimo.
Creo que siempre recordaré los dos personajes principales, Édouard y Albert, el uno muerto oficial, el otro desmovilizadouno terriblemente mutilado, escondido en su refugio, tan triste, tan acabado , y el otro con sus ataques de pánico, tan laborioso, inseguro y dedicado. El uno muerto oficial ,el otro desmovilizado. Los dos tan sufrientes, tan olvidados, tan abandonados. Representan a todos los jóvenes usados como carne de cañón en la Gran Guerra, y de los que nadie quiere saber nada después, a no ser que sea para hacer fortuna o adquirir poder. Es muy duro ver cómo los siguen utilizando incluso después de haber acabado la guerra. Y es que para ellos la guerra continúa mientras van construyéndo su mundo, un nuevo mundo, unas nuevas vidas, ya que las anteriores han desaparecido, han sido asesinadas. La novela empieza en los últimos días de la guerra. El capitán Pradelle envía a sus soldados, entre los que están nuestros dos protagonistas, a una batalla innecesaria, sólo para ponerse él medallas. Lo hace de una forma tan repugnante, que enseguida se convierte en el Malo con mayúscula. Pero no para ahí. Representa a todas las personas sin valores, sin sentimientos, de ambición desmedida. Representa en un sólo personaje todo lo peor de la Francia postbélica. Y de todos los países y épocas que han pasado una guerra. Representa a " los ventajistas de la muerte".
También están aquí representados lo padres y madres que no saben dar amor a sus hijos, hijos de los que se avergüenzan y a los que no dudan en humillar y despreciar. Sólo hay un personaje bueno del todo, inocente. Por supuesto una niña. Louise. Los demás, en mayor o menor medida, con razones justificables o sin ellas, quebrantan las leyes y las normas éticas.
El autor, en la última parte, nos lleva al desenlace final de forma trepidante, sin que sepamos qué va a pasar , pues cambia las circunstancias a cada momento. Y...¿ cómo creéis que acaba ? Sólo os digo que hay dos claves: la palabra "gratitud" y un personaje oscuro, buena persona y olvidado hasta por nosotros los lectores.
" En aquella vida todo era feo. El futuro no le asustaba. Su vida se había venido abajo de golpe, por una jugada del destino, y la caída lo había barrido todo, incluído el miedo. Lo único realmente insoportable era la tristeza."
"Édouard era un envoltorio vacío, sin deseos ni ilusiones, y casi parecía que sin ideas. "