Intento leer poco a Vicenç Navarro, porque en la claridad de vista que transmiten sus palabras, y en lo deacuerdo que llego a estar con él, no en la mayoría de ocasiones, sino siempre, al final me cabreo de pura indignación. Pero hoy no he podido evitarlo (http://www.vnavarro.org/?p=10350).
Quería haberle contestado, ahí mismo, pero no he podido hacerlo por problemas técnicos, así que lo pongo aquí mismo.
Sí, pero a pesar de todo, de que hables con quien hables parece verlo claro, la intención de voto sigue siendo para los que nos están aplastando, que no gobernando. Se han autodeslegitimado ya tantas veces que es imposible ver la luz al final del túnel, mucho menos la que ve Montoro. Ya no es que ellos mismos tengan que quitarse el disfraz, sino que a lo que sin lugar a dudas ha sido una revuelta importante, casi un alzamiento en toda regla -si bien por pocos, y eso ha sido lo malo-, Cospedal y sus secuaces han disfrazado a la buena gente de Gamonal de terroristas y antisistema, que si bien los habría, como siempre, esta vez tenían razón.
Esta vez, y sin que sirva de precedente, me tengo que poner del lado de los que probablemente hayan usado la violencia, la consistente en romper escaparates y quemar contenedores. Lamentablemente estos son los actos vandálicos que han hecho recular al poderoso. Peor hubiera sido, digo yo, que la gente hubiera ido armada -como a veces, en momentos de máxima indignación, me da por desear-, y hubieran respondido a la violencia policial con la violencia del pueblo.
Ya sabemos que la violencia no se combate con más violencia, pero al diálogo tampoco están dispuestos. Entonces, ¿qué? Nunca pensé que podría llegar a pensar así, pero es que cada vez tenemos menos opciones. El día que nos prohiban de verdad lo de juntarnos en la calle, se va a armar. Y los gritos no van a ser los de últimamente, sino los de “Franco resucitado”, y eso es peor.
Aún no hemos llegado a atisbar el problema de fondo, por mucho que Ana Pastor nos lo enseñe a brochazos gordos, o lo discutan de continuo en Al Rojo Vivo. Ni siquiera el Wyoming, con su mordacidad, termina de llegar. Yo tampoco, la verdad, pero al menos sí sé cuál es la mierda acumulada encima, que no nos deja verlo.
Hay que limpiar, eso está claro. Los políticos, algunos, lo ven en el hecho de modificar la Constitución, que no digo que yo que no sea necesario, pero eso no va a bastar, porque eso sólo es parte del problema, y una parte muy pequeña.
Hay que entrar a saco a limpiar el Congreso, los ayuntamientos, los gobiernos autonómicos. Hay que hacer una criba, donde mirando a los ojos a cada uno podamos ver cuál se va a meter dinero en los bolsillos, al menos a corto plazo, que para el largo siempre hay tiempo, y a estos largarlos. Ya no digo meterlos en la cárcel, que es lo mínimo que se merecen, por no decir el paredón, pero sí hacerles abandonar el puesto para siempre, y que no puedan volver a ejercer.
No nos queda mucho tiempo, no sé cuánto aguantará el español sin cargos antes de contagiarse de los de Burgos, tierra de cides y guerreros de antaño, y empezar a hacer daño de verdad. Y cuanto más sea haga, más nos van a tachar de terroristas, y cuanto más nos tachen, más nos cabrearemos, y más gorda la liaremos. O esa es mi esperanza.
Estoy empezando a dejar de sentirme español, a perder el orgullo, a acercarme al antipatriotismo. Empiezo a creer que la violencia es solución, sin estar de parte de los mal llamados antisistema (antisistema soy yo, eran los del 15M, los de Democracia Real, estos lo que son es un poquito cabrones, y seguramente integrantes de la más férrea derecha, y pagados por los mismos que nos gobiernan, de eso estoy seguro).
Si no fuera por mis circunstancias ya me habría marchado de este país, al que empiezo a considerar de mierda, por no saber salir a defender lo suyo, y enfrentarse al que nos está quemando la vida, por querer ser más europeo que el que más, y no saber que aún estamos lejos de dejar de ser el norte de África.
Nuestros políticos, que no nos representan desde mucho antes de que nos lo pusieran en la cara los del 15M, hace mucho que ya no trabajan “para” nosotros, sino “a nuestra costa”, y hay una clara diferencia entre un término y el otro. Ya me cansa todo este argumentario, sin que nadie venga a decirme, con acciones como las de Gamonal, que en el fondo tengo razón, así que igual no la tengo.