Silvia Román ayer en El Mundo, a vueltas con el mundo que viene desde Asia y el papel(ón) de España en este nuevo entorno geopolítico. El problema no es que no se nos espere; el problema es que nosotros estamos pendientes de las fosas de hace cien años y de cosas por el estilo: "Franceses, alemanes y holandeses se están poniendo ya manos a la obra, trasladando a sus mejores diplomáticos a las embajadas de Asia. No sólo en territorio chino, sino en las plazas de India, Japón o Corea del Sur.
En el caso de España, con un simple vistazo comprobamos que se está quedando fuera de la estrategia. O, si no, ¿cómo es posible que desde octubre no haya un embajador español en Nueva Delhi? La ministra Arancha González Laya explicaba en estas mismas páginas que el caso de India, como el de la vacante en la embajada de Reino Unido, se debe a "un nuevo ciclo de nombramientos que será anunciado en breve". La entrevista (y respuesta) es de hace más de dos meses."
Lo dijo uno de nuestros clásicos en vida: cuando la niebla se disipe, los puertos que veremos en el horizonte ya no serán los de Amberes, Marsella o Tánger; serán los de Guadar, Singapur o Shanghái
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