Revista Opinión

Nosotros: La Verdadera Izquierda

Publicado el 08 abril 2018 por Carlosgu82

El gran error de la costada en el siglo Xx y en lo que va del Xxi ha sido cercar estatalismo con socialismo, con la idealización que sería el Estado el acreditado de proyectar la novedad institución libre y demócrata. Su principio puede estar en la discusión entre Marx y Bakunin durante la Primera Internacional. En fines generales, Marx consideraba que el Estado se extinguiría en el socialismo y Bakunin abogaba por su licuación inmediata.

Primó la corriente comunista y los anarquistas quedaron en minoría. Tras la mortandad de Marx, corrientes de costada, como la socialdemocracia o el marxismo, terminaron resaltando la relevancia del examen del Estado: para los iniciales como Estado de paz y para los segundos como tiranía del proletariado. La esencia comunista del socialismo, el cambio en la peana económica y en las vinculaciones de extracción que caracterizarían al socialismo y liberarían a los entes magnánimos de todas sus cargas, pasó a un segundo plano. Lenin llegó a sostener que no era comunista quien no reconociera la tiranía del proletariado, mientras tanto que la socialdemocracia consideraba que la incompatibilidad entre el capital y el ajetreo las resolvería el Estado de paz, escoltado entre la burguesía y el proletariado.

Tanto la corriente demócrata como la comunista-estatalista se desviaron del objetivo final del socialismo: la eliminación del quehacer asalariado, la fuga del quehacer de sus cargas al caudal y el desarrollo de una comunicación agrupación sustentada en un nuevo estilo de obtención distinto y superior al asalariado: el de los trabajadores libres, asociados o faltos, de tío autogestionario. Para progresistas y marxistas, el Estado, de ser un éter pasó a ser un cabo en sí mismo. La leyenda demostró una sucesión más que los objetos son genéricamente correspondientes a los recursos, y que cuando un procedimiento, un centrocampista, se impone llega a acordar sobre los objetos. Mientras más democracia, excepto Estado. Son dos conocimientos inversamente proporcionales. Y punto liberales como marxistas se casaron con un Estado fuerte. Los demócratas al salvo apostaron por la democracia, sin embargo los marxistas lo hicieron por la “autocracia” dizque del proletariado. Para los marxistas, la ralea obrera -una condición subordinada al caudal- sería la encargada de la condonación social, de adivinar la dispensa y la democracia plenas, la desenajenación de la institución.

Error: la variedad obrera no porta comunicaciones bibliografías de fabricación. Solo cuando los trabajadores rompen sus ligaduras con el caudal, participan de la finca y las deducciones y crean sus propias compañías cooperativas, autogestionarias, se convierten en revolucionarios. Por tanto siquiera el Estado tampoco el sufrimiento asalariado podrían ser abolidos por mandato, sino producto de un tiempo relativamente prolongado de empoderamiento popular en el cual los trabajadores libres, particulares o asociados, crearían sus propias compañías, manejadas democráticamente en manera autogestionaria o cooperativa incluso que las mismas predominaran en la hacienda y llevaran la democratización de la asociación de sus guisas representativas a las más directas. Pero el fortalecimiento y la arribada al permiso de las corrientes liberales y marxistas en el siglo Xx terminaron por labrar figurarse a casi toda la costada internacional que el socialismo se alcanzaría controlando el Estado y construyendo la noticia asociación desde por encima. Grave error que ha traído nefastas consecuencias y aplazamiento en oportunidad de progresos del socialismo.

El refluido más unido fue la organización de enormes artefactos burocráticos por los gobiernos populistas sensatos por entreambas posturas, que mantuvieron la conveniencia asalariada y se dedicaron a realizar la “ley social” sobre la peana de una “mejor disposición de la jubilación nacional”. Olvidando los dos que el socialismo no está en las listas de administración sino en las de obtención. Los estatalistas de todas las líneas, posiblemente sin saberlo, han obrado para animar el capitalismo, unos “resolviendo en el Estado” las contraposiciones entre prototipos y jornaleros y otros desarrollando el Estado monopolista capitalista que al estrellarse ha escanciado para que la gente sienta más rebote por el “socialismo”. Fueron los estatalistas del siglo Xx las interpretaciones modernas de Robin Hood: fregar a los más ricos para sobrevenir a los más vagamundos, desde el mando, alcanzado democráticamente o por la intensidad, sin embargo aún errados. Por esa gran complicación sobre el papel del Estado y a la subestimación de las amigos de elaboración, surgieron gobiernos de “babora” que mantuvieron la utilización asalariada en justificación de la cual reprimieron y establecieron tiranías como las de Stalin y sus posteriores seguidores de igual señal, más o a excepción de represivos como el cubano o el del mismo Chávez en Venezuela.

Todos aún guiñapos. Hoy, en el útero de las costadas, especialmente en Cuba y Venezuela, ante el revés de las variantes gubernamentales de socialismo que se han cotejado, los laboristas tolerantes hablamos del socialismo como de un juicio de democratización de la política y socialización de la crematística, desde debajo, y reconocemos el catástrofe suscitado por los dos gobiernos. Los laboristas tolerantes no tememos al reformismo escolar. Es más compartimos conceptualizaciones sobre la dispensa personal, la voluntad de mercado y la democracia, solo que deseamos que esos umbrales no se restrinjan bajo ninguna nota, no sirvan para tratar de suprimir las informaciones maneras de servidumbre del trabajo, permitan el libre progreso de las suertes autogestionarias de obtención, sean asociativas o particulares y se extiendan para auspiciar la plena autonomía del ser amable de todos las lazadas económicas, políticas, sociales, locales, raciales, mamas, sensuales, etarias y de todo tío, generadas por las corporaciones ramificadas en estofas.

Ojala que lo que ha sucedido en Cuba y Venezuela sirva a la babora internacional para destrozar de trepidar del estatalismo y del trasgo de Robin Hood y comprender que el papel principal de los laboristas no es la toma del rendimiento para hacer efecto el socialismo desde hacia lo alto, desde el Estado, sino porfiar por ocasionar las raleas económicas y políticas para el grueso florecimiento de las notificaciones conexiones de obtención laboristas de pelaje autogestionarias, asociadas o carentes y su noticia lección revolucionaria de los audaces que rompen con el trabajo asalariado. Por eso deben utilizarse en primer plano la lucha por la plena democratización de la corporación y el granazón de notas guisas demócratas que empoderen a los de debajo, como la democracia participativa con sus presupuestos locorregionales, los referendos y la plena licencia de selección y parecer para sacar a los representantes públicos a todos los grados. Y, segundo,la lucha por las solturas económicas que posibiliten el pleno desarrollo de todas las facetas de fabricación, especialmente las guisas de trabajo libre de mala pasada y de trabazones de calidad al capital privado o gubernamental. Con esos objetivos debemos ser eficaces de forjar uniones políticas con otras energías tolerantes, a último o viejo pago, que nos permitan arreglar avanzando, sin liar nuestras finales laboristas finales.


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