Revista América Latina
Tenemos este análisis de la web Otra Mirada sobre las desconcertantes declaraciones de Jorge Trelles, las cuales le sirvieron para convertirse automáticamente en ex vocero de Fuerza 2011: “Nosotros matamos menos que los dos gobiernos que nos antecedieron”.De esta manera, Trelles trató de minimizar las desapariciones y asesinatos ocurridos en el gobierno de su líder, Alberto Fujimori, al compararlas con las violaciones a los derechos humanos acontecidas en los gobiernos de la década de 1980. ¿Un simple desliz de Trelles o un arrebato de sinceridad?No es la primera vez que un vocero del fujimorismo realiza declaraciones lamentables en plena campaña electoral. Recordemos el episodio protagonizado por Martha Chávez, quien llegó a amenazar al presidente del Poder Judicial, César San Martín. ¿Qué demuestran estas afirmaciones del fujimorismo?Una de las estrategias electorales del fujimorismo es “blanquear” lo máximo posible el gobierno dictatorial de Alberto Fujimori. En ese esfuerzo, se señala, por ejemplo, que el Grupo Colina fue un actor aislado al interior de la política antisubversiva llevada a cabo en la década de 1990. Asimismo, se dice que durante el gobierno de Alberto Fujimori se cometieron errores y delitos, pero no se admite la gravedad de matanzas como la de Barrios Altos y La Cantuta. La declaración de Trelles apuntaba en ese mismo sentido, hacer ver que el fujimorismo no fue “tan malo”, lo cual terminó por deslizar una aceptación tácita de los crímenes ocurridos en aquella época.El Informe Final de la CVR señala que, entre los años 1983 y 1984, se produjo la mayor cantidad de muertes de todo el conflicto armado, causadas por Sendero Luminoso y la violenta respuesta de las fuerzas del orden. Si bien durante el fujimorato las violaciones a los derechos humanos fueron menos numerosas, estas tuvieron un mayor nivel de planificación que en la etapa anterior. En esos años, por ejemplo, el Perú llegó a ocupar el primer lugar en el mundo en desapariciones forzadas de personas.La CVR señala también que el golpe de Estado del 5 de abril de 1992 marcó un hito sobre las responsabilidades de las máximas autoridades del Estado en torno a las violaciones de los derechos humanos, pues, desde el gobierno, se articuló intencionalmente una estructura estatal que controló los poderes del Estado y utilizó procedimientos formales para asegurar impunidad a los grupos que operaron encubiertos por el poder para perpetrar los crímenes ocurridos. Esta es una verdad que se comprobó durante el juicio seguido a Alberto Fujimori, que terminó condenándolo a 25 años de cárcel por los delitos de homicidio calificado, secuestro agravado y lesiones graves.Por último, estas declaraciones de los voceros fujimoristas desnudan la verdadera calidad moral del partido del dictador Alberto Fujimori. Es indispensable apelar a nuestra memoria para evitarnos, como dijo nuestro Premio Nobel Mario Vargas Llosa, el escarnio de una nueva dictadura.