Revista Salud y Bienestar
Alfredo Pérez y Patricia del Río, en una imagen de marzo pasado. / PALOMA UCHA
Enfermo: Aleix Pérez del Río era un bebé gijonés, de siete meses, afectado por el síndrome de Axenfeld Rieger ( 'ojos de gato'), enfermedad congénita del desarrollo ocular. El 29 de febrero acudió a una cita con el neurocirujano del Hospital Universitario Central deAsturias (HUCA), tras detectar los padres un abultamiento en la cabeza del bebé.
Escáner y ecografía: el médico que lo atendió consideró oportuno hacerle una ecografía craneal y un escáner. El bebé, según los padres, estaba risueño y no paraba quieto, por lo que, para hacerle el escáner, los galenos apostaron por la sedación.
Parada cardiorrespiratoria: el protocolo médico marca que, para estas pruebas con menores, un progenitor o tutor estépresente. La madre entró con el bebé en brazos y asegura que nada más inyectarle la sedación su hijo quedó con los ojos en blanco. Sufrió una parada cardiorrespiratoria.
UVI pediátrica: tras reanimarle, se llevaron al bebé a la Unidad de Vigilancia Intensiva de Pediatría. A ella llegó con constantes vitales, pero volvió a sufrir una nueva parada. El parte médico fecha su fallecimiento a las 22.30 horas.
Denuncia: desde el propio hospital, el padre del bebé pidió la presencia de la policía y, posteriormente, se presentó una denuncia contra el centro por presunta negligencia médica.
Demanda: la acusación particular, llevada por la Asociación de Víctimas de Negligencias Sanitarias, sostiene que hubo trato incorrecto al pequeño gijonés, ya que se le suministró un fármaco al que era alérgico y en una dosis elevada.
Informe: el Instituto de Toxicología de Madrid señala que los fármacos aplicados por los médicos del HUCA son «una opción posible para la sedoanalgesia» y que «no se trata ni de una alergia ni de una intolerancia», sino que lo ocurrido fue «una complicación» que, concluye el informe, «no se podía prever con anterioridad». El juicio aún no tiene fecha fijada.
«No se pudo prever» porque no se trató «ni de una alergia ni de una intolerancia». Fue «una complicación» tras utilizar los fármacos que el protocolo marca «para una sedoanalgesia». Así define el Instituto de Toxicología de Madrid las causas del fallecimiento, el pasado 29 de febrero, del bebé gijonés Aleix Pérez del Río, que murió cuando era sometido en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) a un escáner. Tal y como adelantó EL COMERCIO, el pequeño, afectado por el síndrome de Axenfeld Rieger, más conocido como 'ojos de gato' por el deterioro ocular que provoca, acudió al neurocirujano del centro ovetense tras observar los padres un abultamiento en la cabeza. El especialista solicitó sobre la marcha un escáner y, al sedarlo para someterle a la prueba, el bebé sufrió una parada cardiorespiratoria.
Después de reanimarle, el pequeño fue trasladado a la Unidad de Vigilancia Intensiva pediátrica del HUCA, en la que Aleix sufrió una nueva crisis de la que ya no se recuperó y que causó su muerte, fechada a las 22.30 horas.
Desde el primer momento, los padres, Alfredo Pérez y Patricia del Río, denunciaron al hospital por una presunta negligencia médica, para lo que cuentan con el respaldo de la Asociación de Víctimas de Negligencias Sanitarias cuyo abogado, Juan Llamazares, es quien les representa. Los progenitores del infortunado bebé afirmaron que su hijo, de ocho kilos de peso, no pudo soportar la sedación que le fue inyectada. «Ha sido una negligencia y deben pagar por ello», clamaban en marzo.
Fentanilo y midazolam
Sin embargo, el informe de Toxicología que ayer fue desvelado tira por tierra las tesis de la acusación particular, ya que viene a decir que lo ocurrido fue un hecho desgraciado que «no se puede prever con anterioridad». Explica el instituto madrileño que los médicos utilizaron unos fármacos «usados como una opción posible para la sedoanalgesia». Se trata de «fentanilo junto a midazolam», una combinación «indicada para la sedación pediátrica».
Al respecto de una posible alergia o intolerancia, el informe es contundente al rechazar tal posibilidad «no se trata de eso», indica, sino que es «una complicación o riesgo», insiste, «que no se puede prever con anterioridad».
El informe será analizado por el tribunal para decidir si se puede abrir una causa contra el equipo médico por negligencia.
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