Revista Cultura y Ocio
Casi de puntillas escribo esta entrada, para que parezca que no estoy, porque la nieve en Madrid convertía la ciudad en otra, en la que cada esquina prometía un fiel Bezukhov, y ahora que tampoco estoy en Barcelona, me arrebujo al calor del hervidero de Costaguana mientras Sulaco nace con la plata de Gould y nuestro hombre, nostr'uomo, Fidanza, se ocupa de proteger el tesoro a costa de su alma. (Nostromo, que no sabe cuál será su vida futura con la teniente Ripley). Conrad contra viento, marea, lluvia y nieve: el viejo marinero, el artero ilusionista, el sabio narrador, el antídoto contra los temporales. Faltan cien mil gargantas, dicen, porque se las ha tragado la tierra, y decido no estar un rato más.