¡Hola, hola!
Sé que me he ido otra vez, pero tenía que terminar el verano, por lo que me fui a Madrid unos días a comprar cosas monas en Tiger, explorar rincones y esperar a que mi futuro académico llegase por un sms.
Pero ya estoy aquí, y un poco indignada la verdad. Os explico un poco la historia...yo hice selectividad este junio y saqué una buena nota, superando la nota de corte (del año pasado) de la carrera que quería, que es Traducción e Interpretación en mi ciudad, y está a más de un 12. Aún así he estado esperando a cuatro adjudicaciones, porque no llegaba a entrar, de hecho, ahora, todavía me encuentro en el puesto 26.
Y vosotros me diréis, ¿por eso estás indignada, por no entrar en tu carrera? Eso le pasa a mucha gente. No. Absolutamente, no. La carrera a la que voy a entrar me gusta tantísimo como Traducción, no me importa el hecho de no entrar en esa carrera.
Me importa el hecho de que me esforcé. Me esforcé como nunca en mi vida me había esforzado para un examen. No descansaba bien, estudiaba todo el día y los días de la selectividad los pasé fatal, con ganas de arrastrarme hasta mi casa y dormir. Y después de pasar por todo esto, la nota de corte sube 0'3 décimas. Solo 0'3. Pero en esas décimas hay cientos de personas delante mía.
Lo mismo pasa con medicina aquí, ¡la nota de corte ha subido aproximadamente a un 12'700! ¿Estamos locos? ¿Es que piensan que somos Sheldon Cooper, o qué?
Lo siento, pero tenía que soltarlo. No me parece justo.
En fin, que he vuelto preuniversitaria y con todas las ganas que he perdido este verano, pronto reseñas y más cositas bonitas.
¡Hasta que nos leamos!