Revista Cultura y Ocio

Notas de cata de abril

Publicado el 05 mayo 2015 por Zazou @biblio_zazou
Hago trampas. Al menos en cuanto a lecturas se refiere, desde el momento en que he escogido libros con un elevado porcentaje de probabilidades de ser de mi gusto. Para ser exacta, con un cien por cien, al menos este último mes. Ojalá tuviera el mismo acierto a la hora de jugar a la primitiva, porque me habría hecho millonaria. Por el momento, soy rica en placer lector y aquí os traigo la muestra.
LA VIDA SOÑADA DE RACHEL WARING. Stephen Benatar.
Esta novela también tiene trampas o, más bien, trampillas: pequeñas puertas que se abren, sigilosas, para dar paso a otras que a su vez se abrirán hasta conducirte al final del pasillo, a la habitación más recóndita. He encontrado tres historias en ella: la que cuenta la narradora, la que lee el lector y la que fluye por debajo, sin ruido, hasta converger las tres y dejarte aturdido en el último recodo. Y la manera en que las tres se entrelazan y te arrastran con ellas es, aunque suene a tópico, brillante. El inicio andante, el ritmo in crescendo, el clímax final. La mezcla de ironía y dramatismo sin estridencias, esa sonrisa escalofriada...
No me resulta fácil hablar de la sensación que me causó sin desvelar nada, y no lo haré. Ni siquiera habría que leer la contracubierta. Lo mejor es dejarse embeber, poco a poco. Y luego callar también.
Para maridar con: cualquiera que disfrute con una buena historia bien contada, con varias a la vez.
Notas de cata de abrilLOS LIBROS REPENTINOS. Pablo Gutiérrez
Un libro sobre libros, sí, pero solo en parte; no es metaliteratura sin más. Además del homenaje al poder de las palabras, al amor por las historias, esto es un buen bocado de una realidad muy cercana. El lenguaje expresivo y exacto que lleva al centro del escenario, te envuelve con él, y te conmueve sin melodrama. La vida cotidiana ya es lo bastante dura.
Reme es esa mujer que podríamos encontrarnos por la calle, su devenir en el suburbio es el de tantas gentes y, sin embargo, hay algo que trasciende lo vulgar y le da una dimensión homérica a las circunstancias en que se acaba moviendo. Algo que, aun sin simpatizar con ella, encandila. Y te convence.
Para maridar con: quienes no cierran los ojos ante el mundo y les gusta leerlo tal como es.
EN LUGAR SEGURO. Wallace Stegner.
Sin necesidad de poesía, de retórica, de un estilismo que enmascare lo que de verdad importa: contar bien una historia. No hacen falta grandilocuencias para logra una gran obra y, si alguien lo duda, no tiene más que leer a Stegner, al menos esta novela (por mi parte, sin duda, repetiré con el autor). Un estilo sencillo y a la vez poderoso, dotado de las imágenes necesarias, ni una de más o de menos, para que no caiga en la aridez o la redundancia. Personajes vivos, al alcance de la mano, tanto como los recuerdos que construyen la historia.
Aquí no hay héroes ni villanos, no hay más intriga que la de los entresijos de las relaciones humanas, tan complejas y arrebatadoras a un tiempo. Emociones de las que caminan de puntillas y, cuando te tocan, ya no las quieres perder. Esto es lo que hay, nada más y nada menos: la vida.
Para maridar con: amantes del buen contar y del buen leer.   
Notas de cata de abrilUNA PUERTA QUE NUNCA ENCONTRÉ. Thomas Wolfe.
La intensidad marcada por el uso de la expresión justa, eso es Wolfe. Le bastan cien páginas para encerrar en ellas el sentimiento vital más profundo y sumergirnos en él, con una capacidad de concisión pareja a la de seducción. Sabe arrollar sin dejar maltrecho, convencer sin coaccionar; eso es maestría.
«Brillan las estrellas con la desolación desnuda de un vacío inconmensurable, sin puertas, sin hogar, sin tiempo.»Brillan las palabras de Wolfe, ricas, evocadoras, necesarias. No hace falta más.
Para  maridar con: quienes aprecian la belleza más precisa. 
Y esto es lo que hay, por el momento. ¿Y vuestras lecturas están siendo satisfactorias?

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