Revista Cultura y Ocio

Notas de cata de agosto.

Publicado el 04 septiembre 2015 por Zazou @biblio_zazou
Es una verdad generalmente admitida que, durante las vacaciones estivales, la gente encuentra mayor disposición hacia la lectura y dedica esos maravillosos momentos al sol (o a la sombra, o donde corresponda) a practicarla con un ritmo más vivo del habitual. Pues bien, ese no es mi caso: este mes el tiempo no me ha cundido en absoluto en lo que a lecturas se refiere. Lo he aprovechado en otros sentidos, lo he disfrutado y mucho pero leer, lo que se dice leer, ha sido bien poco. Ese tiempo insobornable por la noche, antes de dormir, y algunos raros momentos de soledad. Y, para colmo, la dificultad añadida (a la que he intentado resistirme larga aunque inútilmente al final) de descubrir que la longitud de mi brazo, si bien es proporcionada a mi estatura, resultaba demasiado corta para conseguir una adecuada perspectiva de las páginas del libro. Confío en que, una vez subsanado este problema (y no, no he acudido al doctor Frankenstein para alargarme el brazo), pueda volver a recrearme en la lectura de una forma cómoda, entre otras cosas.
Dejando a un lado la cuestión cuantitativa, el balance vuelve a ser satisfactorio y eso es lo importante. Para mí la lectura es un paseo reconfortante y, a poder ser, enriquecedor, no un circuito de velocidad.
ENTERRADO EN VIDA. Arnold Bennett.Notas de cata de agosto.
Tengo que agradecer a Mónica Serendipia el descubrirme este libro que me ha hecho dormir varias noches con la sonrisa puesta. Novela ligera, comedia de enredo, juegos malabares: una historia de equivocaciones que es también una sátira sobre la concepción del arte y del artista, que sobre todo hace reír. No respira gran ambición, pero consigue cuanto pretende: la sonrisa burlona; y lo consigue con creces.
Para maridar con: quienes gustan de la mezcla de las letras con humor.
UN VERANO CON MONTAIGNE. Antoine Compaignon.
No, no me ha dado una de mis compulsiones temáticas y he empezado a leer todo lo que encuentro sobre Montaigne. Este lo tenía preparado desde hace tiempo para que me acompañara en mis vacaciones por tierras francesas y, oh, casualidad, un compañero apareció un par de semanas antes con otro libro sobre el escritor. Dos lecturas gratificantes, cada una a su manera. Aquí, Compaignon nos lleva a través de pequeños capítulos por los diferentes temas tratados en los famosos “Ensayos”. Sencillo, clarificador, va vertiendo pequeñas dosis comentadas del pensamiento de Montaigne. Una lectura amena para acercarse él.
Para maridar con:curiosos de la historia del pensamiento que quieran pasar un rato entretenido.
LA MANSIÓN. E.M. Forster
Considerada una de las mejores obras de Forster y conocida gracias a su adaptación al cine (con su título original “Howards End”), llegó a mis manos este mismo verano gracias a una feria del libro antiguo y no pude retrasar su lectura. Me alegro y mucho.
Me ha gustado, sobre todo, el tono elegante con el que contrapone a las dos familias protagonistas, el uso de la ironía en el desarrollo de los personajes y las situaciones, la forma de darles la vuelta y ponerlos en evidencia… Y esa crítica social hacia el esnobismo cultural y su injerencia arrogante en las vidas de los otros, fina y también afilada. Toda una gozada.
Para maridar con: cualquier amante de los buenos libros.
MADAME DE TREYMES. Edith Wharton
Notas de cata de agosto.Las comparaciones son odiosas, dicen, pero a veces son también inevitables, y no se trata tanto de poner dos (o más) elementos en una balanza como de descubrir qué tienen en común y qué los diferencia. Esos libros que te recuerdan otros libros, esas lecturas que se convierte en referencias o caminos hacia otras lecturas. Cuando esa relación surge, no puedes dejarla a un lado.
A medida que iba leyendo esta nouvelle me parecía encontrar varios puntos de contacto con una novela de Henry James, “El americano”, como el contraste entre el carácter estadounidense y el de la vieja Europa o el retrato crítico de la alta burguesía. Concisa en su brevedad, irónica sin resultar cínica, Wharton desarrolla en pocas pero hábiles páginas el choque entre la sociedad y el individuo.
Para maridar con: lectores de sorbos cortos pero sabrosos.  

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