Arnold Toynbee, Estudio de la historia (1930-1960)
Polemiza con Spengler. Es mucho más analítico y aporta datos para corroborar sus tesis. No pretende señalar cuál es el futuro de la historia, sino reflexionar acerca de la historia universal. Tampoco diferencia entre culturas y civilizaciones o sociedades, ni acepta la unidad universal del devenir histórico. La historia no está centrada en una civilización a la que siguen las otras. Eso es un error de los historiadores ingleses, que creen que Inglaterra es el centro del mundo y de la historia.
En cuanto a la cultura occidental, no nace de la nada en un momento concreto, como diría Spengler, sino que tiene antecedentes muy antiguos, como la cultura griega. Son sociedades diferentes pero con un parentesco, una paternidad que transmite su filiación: elementos de una sociedad que se reproducen en la sociedad que la sucede. De hecho, Toynbee busca ese tipo de transmisión en otras sociedades, algunas aún vivas. Encuentra unas 26 civilizaciones históricas.
¿Cómo se produce esa transmisión? Toynbee propone la teoría del reto y la respuesta. Si un pueblo primitivo está en disposición de responder a un reto importante para su supervivencia, puede llegar a desembocar en una civilización. En cambio, un pueblo favorecido por el entorno natural podría no dar lugar a ninguna civilización. Es el entorno dificultoso y duro el que genera grandes civilizaciones. El desierto egipcio, la austeridad del territorio griego que lleva a la colonización del Mediterráneo, etc.
La evolución se produce gracias a una minoría o élite creadora, que da lugar a un proceso de autorregulación y superación del reto: consigue intensificar su identidad como civilización, se define mejor, más concretamente conforme evoluciona y se separa de los modos primitivos, consolidando la unidad social. La minoría creadora inspira confianza social mediante mimesis (esto tiene origen en Pareto, pero podría también estar inspirado en Gabriel Tarde). Si esa minoría creadora no consigue superar el reto, aparece el colapso.
Así, Toynbee establece unos pasos en el proceso de generación de una civilización desde un pueblo primitivo:
- Nacimiento o aborto. Los esquimales son ejemplo de nacimiento abortado.
- Crecimiento, evolución.
- Colapso, no crecimiento. Incapacidad de superar el reto, desconfianza de las masas en la minoría, cisma interno o aparición de otras minorías. Aparición de una nueva filosofía, como el utilitarismo en Europa; babilonización del conocimiento (mezcla, confusión) desde Descartes; en la filosofía griega, inclinación práctica o política, desde los sofistas.
- Desintegración, proceso de decadencia, cisma cultural, ruptura interna, posible fosilización sin extinción. Los judíos son ejemplo de civilización fosilizada, incluso a pesar del supuesto desarrollo de Israel como estado.
- Extinción, que puede desembocar en una nueva forma que recoge el legado de la anterior.
La sociedad occidental es peculiar, tiende al etnocentrismo. Parece que Occidente sea el lugar donde deban converger la historia universal, pero eso es un error. La tendencia se debe al expansionismo económico (hoy hablaríamos de globalización), pero eso no implica unificación cultural, sino todo lo contrario, puede desembocar en una mayor conciencia de la pluralidad cultural (fragmentación, que Toynbee intuye). Pero el etnocentrismo occidental es la causa de que esta cultura se crea superior a las demás. Para él, todas las civilizaciones están a la misma altura y sólo hay diferencias entre las civilizaciones y los pueblos primitivos: estos carecen de conciencia histórica, conciencia de su pasado, cosa que las civilizaciones sí poseen.
¿En qué situación está Occidente ahora? Toynbee considera que aún no ha entrado en la fase de desintegración, aún se ve como centro de la historia universal, y se encuentra en plena expansión cultural, cuando el resto de las civilizaciones vivas están ya en proceso de desintegración. Si Occidente consigue un Estado universal, será el indicio de su decadencia, según Toynbee. Su proletariado externo es el mundo islámico. Pero aún no hay síntomas de tal cosa en el momento en que Toynbee escribe. La civilización occidental ha entrado en contacto con las restantes civilizaciones, ha expandido su economía globalmente, pero sin unificar las culturas; las otras culturas no son independientes de Occidente, pero no están sometidas a él. Es difícil diagnosticar si Occidente está cerca de su desintegración, porque es difícil apreciar si está cerca o no del Estado universal.