Revista Música

Notas sobre el piano y el timbre

Publicado el 12 febrero 2018 por Agustin @TecleaTeCrea
Notas sobre el piano y el timbre Quiero hablaros hoy aquí de uno de los parámetros más interesantes de nuestro instrumento, su color (una manera sinestésica de denominarlo) o timbre. 
Además de poder hacer diferentes intensidades, como su nombre mismo indica, "piano(-forte)", y toda una gradación intermedia, de tener 88 frecuencias definidas, suficientes para imitar una orquesta en este aspecto (la altura), diferentes duraciones (más en los graves, menos en los agudos, progresivamente) y el quinto parámetro, la procedencia del sonido, la fuente, si es fija, estática (como es el caso) o no (como por ejemplo, la pianola en movimiento en cierta obra de música contemporánea)... 
Primero convendremos en la definición para que todo el mundo pueda entender(se). El timbre sería aquella cualidad que permite diferenciar dos sonidos de igual intensidad, altura y duración (una definición por oposición :) La tesis es que en el piano en realidad sólo se puede hacer con el uso de pedales. Es imposible dar dos notas "la" con dos timbres diferenciados e igual intensidad y duración. Hay que aceptar los hechos físicos, científicos :) El timbre viene determinado por la cantidad de armónicos e intensidad (grado de presencia o ausencia de ellos) que acompañan a la fundamental, sobre todo en las graves.
¿De qué depende? Los factores serían: el material que vibra (la caja de resonancia, el acero de la cuerda, su nivel de oxidación) se presuponen en el piano constantes o con variaciones mínimas, rozamientos incontrolables... , el receptor, que puede ser sugestionado a percibir como diferentes timbres por condicionamiento de la educación, se hace susceptible a percibir..., la sala (constante), la superficie de choque del martillo (constante, aunque modificable al entonar o armonizar, lo cual provoca una diferencia tímbrica), el punto de percusión en la cuerda (también constante, aproximadamente un séptimo fijo para aminorar el séptimo armónico, más disonante), el número de cuerdas susceptibles de vibrar por simpatía (más en los graves, menos en los agudos), la velocidad de incidencia del martillo (Steinhausen), que determina la intensidad (luego a cada intensidad corresponde un timbre).
Un piano ideal permitiría dominar una gama amplia de 1 a 80 decibelios y gran sutileza de gradaciones mínimas. Digamos que tenemos 88 frecuencias cada una con su propio timbre y cada timbre en función además de la intensidad con que se percuta.
Sucede que al tocar más fuerte se activan los armónicos más agudos, que confieren al timbre un carácter más metálico y se produce más ruido en el choque. Se produce una ligera desafinación inicial hacia el agudo. 
(Continuará)

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