Noticias del exterior

Me he dejado los versos
en el fondo del biombo de la ropa sucia.
Lo que imaginé aullido
nació travestido en balbuceo.
Quise ser Kerouac y embarcarme en un carguero.
Embadurnarme hasta los codos de la suciedad de lo real.
No caí en la cuenta de que aquí no hay barcos.
Aún así cada mañana zarpo hacia el fondo.
Esperando de la vida un Bukake perfecto en los ojos.
Patrullo por carreteras inanes
bajo cielos perfilados de estiercol fermentado.
Ahí afuera
existen hombres ruidosamente brutales
mujeres hermosamente imbéciles
quienes no conocen la existencia de la poesía
gracias a una extraña deferencia de los dioses.
Ahí afuera no impresionarás a nadie, muchacho.
Sin embargo cada noche retomo mi apariencia de escorpión.
Y garabateo con el aneurisma de mi caligrafía
cosas como:
me atormenta que me salves.