
Los trabajos de reconstrucción de la catedral de Notre Dame, cuya ceremonia de reapertura se celebró el pasado mes de diciembre (2024), se prolongaron durante más de cinco años, desde su incendio el 5 de abril de 2019.
Recientemente conseguí entradas en unos momentos en los que vive Dios que no resultaba fácil. De esa visita deduzco y transcribo mis impresiones, que entiendo son propiamente eso y sólo eso: las mías.
El resultado de esta rehabilitación vuelve a mostrar lo que siempre consideré como "bien faire" (buen hacer) de los franceses: el templo ha ganado en luminosidad, me atrevería a decir que incluso en grandiosidad: la luz invade hasta los más íntimos rincones de lo que antaño, no lo olvidemos, resultaba una catedral un tanto oscura...



Por todas partes puede observarse otra faceta que los franceses gustan de manejar y que también suelen bordar: al manejar y beneficiarse de la estética que surge del eclecticismo, aunque no siempre resulte bien entendido, como en esta ocasión: y es que del mismo modo que aplaudo la anacronía de las lámparas de salón, que cuelgan un poco de todas partes, cabe cuestionar la idea de utilizar las capillas laterales para la exposición de lienzos de arte moderno.Ver más fotos... (pulsar)
