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"NOVECENTO, LA LEYENDA DEL PIANISTA EN EL OCÉANO" de Alessandro Baricco

Publicado el 08 septiembre 2011 por Marianleemaslibros

Este libro mágico, que se lee en unas pocas horas y está escrito en tono humorístico, me ha hecho sonreír en más de una ocasión.
El narrador de la historia, toca la trompeta en una orquesta del “Virginian”, un transatlántico que recorre las rutas entre Europa y América, transportando todo tipo de gentes, ricos, pobres, inmigrantes…
Este es un barco peculiar, con un capitán claustrofóbico, un timonel ciego, un telegrafista tartamudo, un doctor de nombre impronunciable y curiosamente, sin cocinas a bordo.
Allí conoce al protagonista de su relato, Danny Boodmann  T.D. Lemon Novecento, el pianista más grande que jamás haya tocado en el océano.
El viejo Danny Boodmann le encontró abandonado sobre el piano de cola del salón de baile de primera clase, con tan sólo una nota que decía “T.D Limoni”
Él, que siempre pensó y firmemente creyó, que las iniciales T.D. significaban “Thanks Danny”, fue el que le puso su gran nombre. Eligió el suyo propio, seguido del que constaba en la nota,  pero como además buscaba un gran final, le añadió “Novecento” por haberlo encontrado el primer día de ese nuevo siglo. 
Aprendió a tocar el piano, pero de que manera…
Su música era pequeña y hermosa y le transportaba a todos aquellos lugares que nunca había visto pero que conocía, porque sabía leer a la gente y los signos que llevaban encima, lugares, ruidos, olores, dibujando un inmenso mapa del mundo en su cabeza.
Nunca quiso pisar tierra y un día, con 32 años dijo:
--“en Nueva York, dentro de tres días, bajaré de este barco, tengo que ver algo allí abajo”
-- “¿Qué?” Le preguntó su mejor amigo.
-- “El mar”.
-- “Hace treinta dos años que estás viendo el mar, Novecento”.
-- “Desde aquí, yo quiero verlo desde allí, no es lo mismo”.
Pero llegado ese día, Novecento, a pesar de desearlo fervientemente y que ese deseo le estaba destrozando el alma, al tercer escalón dio media vuelta y regresó al barco. Nadie supo porqué.
Años más tarde,  al trompetista (que ya había dejado el barco hacía algunos años) le llega una carta diciéndole que al “Virginian” medio destrozado por la guerra, lo van a volar con dinamita y que Novecento no ha bajado del mismo.
Sin pensárselo dos veces, corre en busca del barco y allí estaba Danny, en la sala de máquinas, sentado sobre una caja con dinamita, quien, contento por ver de nuevo a su mejor y único amigo, le confiesa porqué no bajó aquel día del “Virginian”:
-- “no fue lo que vi lo que me detuvo, fue lo que no vi, no vi donde terminaba todo aquello, el final del mundo”.
Y como el miedo le paralizaba y los deseos le estaban destrozando el alma, los conjuró todos, uno a uno, los fue dejando atrás, los inmovilizó, para no sufrir.Fue un trabajo mental increíble, desmontó su infelicidad y desenhebró su vida de sus deseos.
Y el libro acaba diciéndole a su amigo el trompetista:
-- “es dinamita lo que tienes debajo del culo hermano, levántate y vete, se acabó. En serio, esta vez se acabó”
Este libro lo recomendó una persona en un programa de televisión y me quedé con la copla. Me suele pasar, cuando escucho a  alguien decir que alguna historia le ha impactado, lo anoto en mi mente, en mi lista de “pendientes” y al final lo acabo leyendo. Por eso os animo a que me recomendéis los que os impacten.
Por último comentar que hay una película basada en este libro, dirigida por Giuseppe Tornatore, en 1998.

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