Ignoro, como es natural, cuanta gente estuvo ayer participando, en Roma, en la canonización de los nuevos santos Juan XXIII y Juan Pablo II.
Tampoco es relevante. Sin embargo, hay gentes que, en plan "científico" se dedican en la red a desdecir los datos ofrecidos por las autoridades romanas y vaticanas, que algo deben saber de estas cosas: unos 500.000 en torno al Vaticano y 300.000 en otras zonas de Roma.
No sólo los que se ven en las fotografías aéreas ofrecidas por Repubblica, como la que reproduzco, en donde la gente se ve compacta más acá de Castel Sant'Angelo, sino también a lo largo del Lungotevere, y en Piazza Navona (polacos, sobre todo) y en Piazza Farnese (de habla fancesa, sobre todo), y en los miles de teléfonos y tabletas en los que la gente podía ver y oir lo que la distancia geográfica del altar y de las pantallas no le permitía. Lo admirable es que la participación de los asistentes -incluso a esas distancias- fue algo conmovedor, también porque en esas zonas más alejadas del Vaticano, quienes quisieron pudieron comulgar en las iglesias alrededor...
En fin, valga la foto aérea y las impresiones de un viandante, al margen de las especulaciones. No sólo muchísimos pudieron seguir muy de cerca la ceremonia a pesar de los kilómetros de distancia física -gracias a internet-, sino que el ambiente de devoción y recogimiento se extendió por calles y plazas más allá del Vaticano. Novedad absoluta, acorde con la celebración.