La muerte recorre las calles de la otrora próspera aldea Ding. Sus habitantes desaparecen igual que las hojas de los árboles en otoño. Una extraña fiebre se lleva sus vidas. Es la enfermedad de quienes hace ocho años vendieron su sangre por unas pocas monedas. Narrada por el pequeño Xiao Qiang, esta novela, de una sobrecogedora belleza, nos adentra en la historia de la aldea Ding, una de tantas afectadas por el escándalo de la sangre contaminada de la provincia china de Henan. Los aldeanos, incitados a vender grandes cantidades de su propia sangre, con la que se enriquecieron unos pocos, son ahora víctimas de la mayor epidemia conocida en el país. Abandonados e ignorados por las autoridades, solo pueden esperar la llegada de la muerte.La provincia de Henan, cuna del autor, está considerada el corazón de la civilización china. Sin embargo, en la década de los 90 fue víctima del plan gubernamental de compra-venta de sangre que infectó a cientos de miles de campesinos, en su mayoría muy pobres, con el virus del SIDA. En El sueño de la aldea Ding, Yan Lianke describe este proceso estremecedor que el gobierno chino trató de ocultar durante años, contribuyendo así a la propagación de la enfermedad (se estima que de los tres millones de participantes la campaña de venta de sangre, cerca de un cuarenta y tres por ciento pudieron ser infectados con sida o hepatitis B). Hoy en día sigue sin saberse con exactitud la magnitud real de la tragedia y las cifras de afectados oscilan entre cientos de miles y millones.En casa de Jia Genzhu se preparaban para festejar por todo lo alto la boda de un hermano menor, una ocasión sin duda dichosa. Jia Genbao padecía también la enfermedad de la fiebre, pero los vecinos de la aldea Ding se pusieron de acuerdo y defendieron ante todo forastero su salud de hierro y apetito voraz. Finalmente lograron engatusar a una joven sana de otro pueblo, que accedió a casarse con él en unos días. La familia quería celebrar un gran banquete con una decena de mesas, pero las conocidas como mesas de los ocho inmortales, que podían acomodar tal número de comensales y de las que toda familia disponía en el pasado, se habían utilizado para fabricar ataúdes.La muerte, la ignorancia, la injusticia, la corrupción, las mentiras… aparecen narradas con una sinceridad y simplicidad tales que no podemos sino agradecer al autor las palabras que cierran su propio epílogo: «Si algo me inquieta es que en este mundo que rebosa alegría, cuando leáis mis novelas, cuando leáis El sueño de la aldea Ding, no podré trasladaros sino un hondo dolor. Os pido disculpas por ello. Pido perdón a cada uno de vosotros, lectores, por el dolor que aquí os traigo».
El sueño de la aldea Ding de Yan Lianke. Traducido por Belén Cuadra Mora. Automática Editorial, 2013. Rústica, 376 pp., 25.90€.