Revista Infancia
Menuda sorpresa. Desde hace un tiempo pregunto a los adolescentes que vienen a visitarse si ponen a cargar el móvil fuera de su habitación. La respuesta, invariablemente, es no. Salvo en algún caso excepcional siempre se cargan en en el dormitorio. Es más, junto a la cabeza del joven a pesar de la protesta de los padres. Cuando les sugiero que es mejor cargarlo en un lugar lejano o en el comedor, inmediatamente me dicen que no, que así ya esta bien.
¿Cómo consiguen que los padres les concedan "la gracia" de dormir acompañados por ese trasto? En un próximo post se lo explico... algo bueno ha de tener el móvil.